Cada tarde desde que se le instruyó a hacerlo, con una imagen impecable, Hugo se ha presentado con frases que se han polemizado porque rayan en el proselitismo político. Cuando al subsecretario de salud se le preguntó: ¿El presidente López Obrador podría contagiarse de COVID? El funcionario federal respondió de inmediato: “La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio”. Era apenas el 16 de marzo, para entonces, los números de contagiados y muertes eran muy pocos en nuestro país. Pero ya se empezaba a sentir un extraño ambiente de falsedad y una retórica poco seria: “Para el 15 de junio habrá terminado la pandemia” aseguraba con una confianza imbatible.
Esclavo de sus palabras
El pasado 3 de abril, cuando el debate de los cubrebocas se empezaba a elevar en la nación. En ese entonces, la Organización Mundial de Salud recomendaba a los países la utilización de las mascarillas faciales a fin de detener la potente pandemia persistente. ¿Qué contestó a esto Hugo López-Gatell? Relajado, y con una sonrisa burlona, se limitó a señalar: “las mascarillas o cubrebocas dan una falsa sensación de seguridad”. En otras palabras, el mayor experto del gobierno federal minimizó desde el principio y hasta la fecha la única herramienta a la mano de millones de personas para su protección.
Pero, ¿por qué él si utilizaba el cubrebocas y al mismo tiempo lo condenaba? La respuesta estaba en los videos donde el presidente López Obrador se paseaba por el país abrazando gente y besando niños.