El problema es que la rapidez con la que se hizo el cambio y la falta de requisitos de transparencia hacia los militares puede estar creando fuertes cotos de poder que lleven, eventualmente, a mucha corrupción e incluso, a una dependencia del gobierno civil hacia las fuerzas militares. El caso de Cienfuegos es preocupante, pues parece mostrar un primer dejo de esta dependencia.
Aún sin López Obrador, puede que el Ejército ya no vuelva a ser lo que era antes, pues ya habrá probado las mieles del poder y la influencia en muchos ámbitos.
Finalmente, el sistema de partidos. López Obrador ha sido exitoso en consolidar un sistema bipartidista donde la figura central de juego político es él. El desprestigio de partidos pasados y el corto tiempo que lleva gobernando Morena probablemente jugarán en su favor y harán que muchos votantes le den el beneficio de la duda.
El que la mayoría de los partidos políticos opositores hayan bailado al son que López Obrador les tocó, y se hayan puesto el disfraz de PRIAN que Morena cuidadosamente les tejió, es una victoria política para López Obrador. Por separado, los partidos opositores probablemente habrían tenido menor capacidad para ganar en 2021, pero se hubieran comprado la capacidad de seguir vivos en el largo plazo.
Así, López Obrador probablemente no sea recordado como un presidente de amplios logros, pero sí será recordado como un parteaguas para la relación federal, el papel del ejército y el sistema de partidos.
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Nota del editor:
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