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La resistencia que no resiste

El peor gobierno en el peor momento; aunque él se vanaglorie de lo contrario. Lamentablemente, en este peor momento también vemos a la peor oposición y contrapesos que hayamos conocido.
lun 28 septiembre 2020 06:00 AM
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Las protestas contra AMLO se han agudizado por diferentes vías.

Durante las últimas semanas, se han intensificado los grupos y personajes contrarios al Presidente, y que dicen buscar que México recupere el rumbo perdido. Grupos sumamente limitados en número, y en entendimiento del país.

Difícil entender sus demandas, pues en todo momento han sido ausentes. Buscan únicamente la crítica y el señalamiento contra los errores del actual gobierno, que ciertamente son muchos y muy profundos. Pero hasta el momento, ninguna propuesta.

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Lo que resulta más evidente es la total falta de autocrítica, y la clara ausencia de empatía. Sólo muestran nostalgia por un México que no existía, por un país exitoso y próspero que no corresponde al nuestro, por una nación democrática y desarrollada que dista mucho de donde habitamos.

En ninguno de estos movimientos o personajes se ha visto una actitud propositiva, que busque el diálogo, el encuentro de puntos medios a favor del país entre quienes piensan distinto. No hay intentos de cohesión, no hay llamados a la unidad. Sólo hay desencuentro y confrontación.

Resulta paradójico, por decir lo menos, que la base de estos esfuerzos sea el ánimo de polarización, de denostación, de ofensa y de confrontación que tanto le critican al Presidente.

Su estrategia pareciera ser el enfrentamiento entre grupos sociales, sin entender que es justo esa división en la que llevamos sumados tanto tiempo lo que abrió la puerta de par en par para la llegada del hoy Presidente.

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Buena parte de quienes lideran estos movimientos vienen de un claro pasado ya sea de privilegios, de élite o de posiciones de poder desde las cuales se dieron los abusos y excesos que tanto hartaron a la sociedad mexicana.

Buscar hoy atacar a un Presidente cuyo discurso se basa en la justicia social, sin antes tener un muy necesario mea culpa de los errores cometidos, no sólo es inútil sino también suicida. El no reconocer ni asumir responsabilidades impide tener el mínimo grado de legitimación para criticar.

Por un lado tenemos a los gobernadores de la llamada Alianza Federalista, rompiendo lanzas contra el gobierno federal por la falta de solidaridad con las entidades federativas. Escindiéndose de la Conago por no sentirse representados.

Pero más allá de la politiquería, no se ve el menor interés por realmente buscar la manera de apoyar a sus gobernados, ni mucho menos de fortalecer la institucionalidad que hoy tanto dicen que debilita el Presidente. Hoy, es más fácil salir a gritar que sentarse a trabajar.

Si su interés fuera genuino, y no solo electorero, habrían buscado la manera de consolidar a la Conago como interlocutor y contrapeso. Así fue concebida por el PRI al perder la presidencia, y durante muchos años fue un facto real de poder para los gobernadores.

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La estridencia parece ser la única intención de estos gobernadores¸ muchos de ellos con dudosos pasados plagados de opacidad y con cuestionamientos serios de integridad.

Está también el renovado excandidato presidencial abanderado por PAN, MC y PRD, Ricardo Anaya, quien dice regresar a la vida pública ante los terribles resultados del gobierno actual.

Anaya, hoy autoconvertido en aparente salvador, regresa sin dar una sola explicación de todas las peripecias que hizo para amarrar su candidatura; de cómo destruyó a su partido por la ambición personalísima de una candidatura que se sabía fallida de origen.

Ninguna explicación sobre los no pocos cuestionamientos de corrupción durante su paso por la Presidencia de la Cámara de Diputados; ni de sus arreglos secretos con el videgarayismo en esa etapa y ya como Presidente del PAN. Quiere rescatar un país sin calidad moral para hacerlo.

Por supuesto está también el famoso FRENA. Un movimiento liderado por personaje que no tiene empacho alguno en mentir sobre lo que llama su exitoso pasado. Presume un respaldo inexistente del empresariado Nuevo León, que por su mala fama solo buscan cómo desmarcarse de él.

Con un discurso agresivo e irrespetuoso, busca la renuncia del Presidente. Su única razón: que a él le cae mal. No ha dado argumento alguno, sólo narrativas violentas llenas de lugares comunes. Ni una propuesta, ni una señal de interés por el país. Sólo el afán de protagonismo.

Otro último ejemplo son los desplegados publicados recientemente por “intelectuales” exigiendo libertad de expresión y respeto a sus derechos. La mayoría de los abajofirmantes, de reputación dudosa, conocidos por haber vivido muy cómodamente del poder en turno.

Una pseudointelectualidad obsoleta, salvo muy honrosas y sorprendentes excepciones, que nunca señaló a tiempo el mal rumbo del país, hasta que llegó un personaje al que le tienen fobia personal. Antes, se hacían amigos del poder; hoy que el poder no los acoge, se manifiestan

En ninguno de estos ejemplos se reconocen errores ni se asumen responsabilidades. No hay introspección ni la autocrítica. Ningún cuestionamiento de cómo todos construimos las condiciones que llevaron a la desesperación colectiva que nos trajo al punto donde hoy estamos como país.

El actual Presidente está cavando un hoyo aún más profundo para México. Su desprecio por la administración pública y el gobierno, sus prejuicios obsoletos, su claro desconocimiento de la historia del país, y su poca cultura están asfixiando al país.

El peor gobierno en el peor momento; aunque él se vanaglorie de lo contrario. Lamentablemente, en este peor momento también vemos a la peor oposición y contrapesos que hayamos conocido.

El Presidente y sus opositores son más parecidos de lo que quisieran. Ni tienen un interés real por México, ni son capaces de reconocer sus errores, ni buscan la cohesión del país. Sólo los mueve un afán personalista y revanchista. Y mientras tanto, el país sigue en picada.

A un Presidente priista de los 70 le preguntaron si cada pueblo tenía el gobierno que merecía. En tono burlón contestó que si así fuera estaríamos peor. Hoy esa máxima parece materializarse. Ante la histórica apatía y desinterés sociales, parece que tenemos al gobierno y oposición que merecemos. Ojalá pronto despertemos, o no habrá mucho que rescatar.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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