A diferencia del plantón de 2006 sobre Paseo de la Reforma, promovido por el propio López Obrador en protesta por lo que consideró un fraude electoral en su contra y a favor de Felipe Claderón, en el de este año no hay fiesta ni reuniones, sino que en los cerca de 900 metros que abarca el campamento únicamente sobresalen algunos pequeños grupos de inconformes. En el lugar no hay ruido, sino que predomina la tranquilidad.
En medio de la pandemia de COVID-19, el FRENA se ha manifestado en varias ocasiones en diversas ciudades. En caravanas, sus integrantes han recorrido calles a bordo de sus autos, pero esta vez decidieron expresar su molestia de otro modo y, pese al riesgo de contagio, decidieron quedarse en la vía pública.
“Es más riesgo quedarnos de brazos cruzados y no hacer nada”, dice Alicia Jiménez, de 50 años, quien espera a su familia y asegura que toma precauciones para cuidarse.
“Hay más feminicidio e inseguridad y nos está empobreciendo”, agrega la mujer, al exponer por qué quiere que López Obrador renuncie al cargo.
Luis, quien tiene una fábrica de artículos para mascotas en la Ciudad de México, expresa una opinión similar: “La idea de aquí es permanecer y no nos vamos a mover, somos ciudadanos que vienen cada uno con sus propios recursos, de toda la República, y vienen más a irnos apoyando, pero de aquí no nos vamos a mover hasta que lleguemos al Zócalo”.
“López es corrupto, un inepto”, insiste el capitalino, y afirma que la principal falla del presidente ha sido dividir a los mexicanos.
Tenía que haber sido un foco de guía para todos, todos lo hubiéramos acompañado, una gran mayoría votó por él, pero llegó al poder y se corrompió”.