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#ColumnaInvitada | Salir de la barranca

Enfrentar la crisis global y reconstruir lo desandado requerirá una respuesta también global; una suerte de “Plan Marshall” como el que se hizo después de la Segunda Guerra.
jue 17 septiembre 2020 06:20 AM
personal médico covid
La crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus requirirá acuerdos globales.

A muchos de nosotros nunca nos había tocado un desastre económico y recesivo como el que hoy azota a México y a casi todo el planeta. La peor caída de la economía mundial desde la Gran Depresión de hace 90 años, con indicadores globales, regionales y nacionales terribles en todos lados.

En México se ha disparado el desempleo como nunca, tragedia social que no se vio ni siquiera durante los gobiernos de los setenta y ochenta en nuestro país.

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Coincide el desastre con el peor momento de disrupción de los tejidos sociales y políticos; cada quien lleva agua a su molino y así no se saldrá de esta crisis. ¿Cómo enfrentar la multiplicidad de efectos nefastos en millones de familias mexicanas? Hay respuestas internas en dos frentes: recursos fiscales para subsidios y la inversión privada frenada por la recesión y la incertidumbre, hoy totalmente insuficiente.

A una pandemia sin fronteras y sus efectos, sin embargo, las respuestas económicas y en la salud también tienen que serlo. Enfrentar la crisis global ahora y reconstruir lo desandado requerirá una respuesta también global. Una suerte de “Plan Marshall”, como con el que se reconstruyó Europa luego de la Segunda Guerra. Por ahora sólo Europa viene avanzando con el fondo de 700 mil millones de euros que se acaba de crear.

A falta de iniciativas gubernamentales sostenidas, debe recuperarse el sentido de una integración nacional, pero también regional pragmática y operacional. Indispensable contar con herramientas de coordinación, hoy en hibernación. Europa no hubiera podido superar rápido el colapso derivado de la segunda guerra mundial sin los acuerdos comerciales y económicos y, luego, políticos que siguieron.

En el plano internacional un no alineamiento activo de manera que nuestro país no quede obligado a optar por un bando en la guerra fría que está empezando. Relanzar mecanismos propios de coordinación regional en los escenarios multilaterales, hoy muertos. Con el lema “la unión hace la fuerza”, nuestros países deberían manejar estrategias y agendas concertadas que convengan a nuestros intereses.

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La demoledora pandemia seguirá requiriendo medidas de emergencia por un buen tiempo. Desconocemos su magnitud final, pues es claro que no hemos llegado aún al fondo del pozo. Más allá de las urgentes respuestas inmediatas en el plano de la salud y medidas asistenciales de emergencia, las grandes preguntas giran en torno a cómo se podrá salir de un colapso recesivo que no habíamos visto ni sufrido.

América Latina es la región más golpeada; el comercio exterior caerá en 23%, con las brutales consecuencias que eso ya va teniendo en desempleo y aumento de la pobreza.

Con pragmatismo, debemos rescatar la visión de un “mercado latinoamericano integrado”. Aprovechar, pues, la escala de un mercado de 650 millones de habitantes. Pero no solo asunto de comercio internacional, sino que la coordinación regional apunta a una interlocución más simétrica con EE.UU., China y Europa. Asunto clave en un contexto que llama al no alineamiento frente a una guerra fría entre EE.UU. y China y gestionar recursos extraordinarios de cooperación mundial, en analogía con lo que se hizo en Europa con el Plan Marshall.

Colaboración global esencial para salir del hoyo al que la pandemia nos está arrojando. En ello, la cooperación regional sería una herramienta esencial para mejorar nuestras capacidades de negociación en el mundo.

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Finalmente, en un impredecible año preelectoral, la crisis y la desinstitucionalización de la política amenazan con llevar al país por peligrosas rutas populistas y autoritarias. Es indispensable un gran acuerdo nacional en el que, en serio, se discuta desde ahora no solo metas generales, sino sobre planes y estrategias concretas y cómo manejar esta recesión sin precedentes. No bastan las buenas intenciones traducidas en ocurrencias y generalidades.

Se impone, hoy como nunca, una gran dosis de generosidad y voluntad políticas para salir delante de una circunstancia que ha rebasado gobiernos, sociedades e individuos.

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Nota del editor: el autor es analista y académico de la Universidad Panamericana.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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