Por ello, solo le quedará rediseñarse como un ciudadano resiliente, vencer los miedos globales con mayor proactividad y resucitar al Estado. La resiliencia lo volverá más apto socialmente para enfrentar actitudes de cambio.
De acuerdo con la teoría del darwinismo social, los individuos mejor adaptados son los que saben sortear las amenazas a su seguridad que provienen de entornos hostiles. Vencer al miedo significa activar las alternativas de solución, y volverse más proactivo frente al riesgo. No tenerle miedo a la muerte, pues los mexicanos ya la conocemos.
El problema de la inseguridad se resolverá cuando el ciudadano sea consciente que la exigencia que le presenta a diario al Estado para que garantice la seguridad tiene que ser primero consigo mismo: respetando la ley y creando un imperio del orden, respetar y fortalecer las conductas estructurales en la vida líquida: la familia, las instituciones de la educación, de la democracia, la seguridad social, y de seguridad pública, como la Guardia Nacional.
Solo la solidez de una estructura como es el Estado podrá salvar al ciudadano de la inseguridad líquida, pero el ciudadano necesita salvar al Estado del abandono y al gobierno del colapso. El mexicano tiene que volver a la política, al diálogo, al debate para construir pequeñas líneas de acción que acumuladas logren cambien a la sociedad y al país. Convertir la crisis en aprendizaje, en reto, en ímpetu para trascender.
La inseguridad en la sociedad líquida solo se vencerá si vencemos el miedo y nos volvemos dueños de la crisis, no esclavos de ella. Construyamos solidez.
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Nota del editor: la autora es historiadora, maestra en Asuntos Internacionales con Especialidad en Política y Seguridad Internacional por la Universidad Anáhuac México.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.