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#ColumnaInvitada | Las elecciones en México ya tienen guardián: el INE

Las descalificaciones del presidente y de Morena al INE resultan injustas y desproporcionadas al provenir de quienes se han beneficiado de un órgano electoral autónomo, especializado e imparcial.
lun 20 julio 2020 06:20 AM
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El presidente, en 2018, al recibir su constancia de mayoría ante el consejo general del INE.

En la coyuntura del proceso de designación de cuatro integrantes para el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) que se encuentra en curso, en las últimas semanas algunos actores vinculados a Morena han arremetido en contra de la autoridad electoral nacional de este país molestos porque éste ha exhortado al gobierno a conducirse con neutralidad, a respetar la Constitución. No es mucho pedir.

Por ejemplo, el presidente de la República ha señalado que el INE “es un órgano costosísimo que nunca ha garantizado elecciones limpias ni libres”, el senador de Morena Martí Batres ha asegurado que el INE “NUNCA ha sido neutral”, y el académico morenista John Ackerman recientemente afirmó que “el cinismo y parcialidad –del INE– no tiene límites”.

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Lo cierto es que las descalificaciones en contra del INE resultan tan injustas como desproporcionadas viniendo de un partido político que apenas en 2014 recibió de ese mismo instituto su reconocimiento como partido político y, tan sólo cuatro años después, de su triunfo en las elecciones presidenciales.

Segundo, porque si alguien conoce la historia y evolución del INE es precisamente el presidente López Obrador quien, como presidente del PRI en Tabasco, presidente Nacional del PRD, coordinador Nacional de Morena vaya que ha podido contrastar el antes y el después de tener un órgano electoral autónomo, especializado e imparcial, pero también ha podido cosechar los frutos de ello desde hace 24 años.

Hagamos memoria. El Instituto Nacional Electoral tiene autonomía plena desde el año de 1996. En 1997, siendo presidente Nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador pudo celebrar los triunfos electorales de su partido al volverse la segunda fuerza política de la Cámara de Diputados, hacer a Cuauhtémoc Cárdenas el primer jefe de Gobierno electo de la Ciudad de México y al conseguir la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. En 1998, celebró los triunfos en las elecciones estatales de Tlaxcala y Zacatecas, y en 1999 no sólo ganó el gobierno de Baja California Sur, sino que celebró su propio triunfo como jefe de Gobierno. Como coordinador nacional de Morena, en 2014 celebró que el INE le diera su registro como partido político, y en 2018 el triunfo de ese nuevo partido en las elecciones presidenciales.

Nada mal para la mala fe que asegura el presidente López Obrador que siempre le ha tenido el órgano electoral mexicano.

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Es decir, desde el primer día en que México ha tenido un órgano electoral completamente autónomo, nuestro actual presidente de la República ha cosechado las mieles de la democracia y ha sido testigo principal de la relevancia de tener un árbitro electoral imparcial que en 22 años siempre le ha reconocido sus triunfos electorales.

Para no ir tan lejos, desde que el órgano electoral mexicano es autónomo se han celebrado en México tan solo cuatro elecciones presidenciales de las cuales, en tres de ellas ha habido alternancia entre partidos, siendo la última alternancia en favor del partido y del candidato que hoy siendo presidente de la República asegura que “el instituto (INE) nunca garantizó que hubiera elecciones libres y limpias en el país".

¿Por qué, entonces, quienes ayer fueron testigos de hacer política en un régimen autoritario sin contrapesos y que hoy, gracias a tener un órgano electoral autónomo pudieron transitar de la lucha social a convertirse en gobierno, demeritan su valor en un Estado democrático?

En 1990, el ahora presidente López Obrador escribió el libro “Tabasco, víctima de un fraude”, donde acusaba de fraudulentas las elecciones de Tabasco de 1988 en las que él había perdido la gubernatura. Al margen de que hoy sería más oportuno que sobre fraudes en 1988 los reproches se enviaran a la Comisión Federal de Electricidad, no al INE, lo cierto es que ha sido un patrón de su vida política reconocer democracia frente a sus triunfos y atribuir a fraudes sus fracasos.

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El expresidente español Felipe González ha sostenido la importancia de la aceptabilidad de la derrota, como esencia de la democracia. Sin duda es una virtud sine qua non a integrar, en la visión de quienes se dicen demócratas.

Finalmente, hay que recordar que en 2018 el candidato ganador López Obrador le agradeció al presidente Peña Nieto el hecho de no haber interferido en las elecciones. El presidente sabe el valor que ello significa. Debemos como ciudadanos agradecer y exigir de antemano al actual presidente hacer lo propio y recordar que la mejor manera de hacer política es poniéndose a trabajar en aquello para lo que cada quien, fue elegido.

Por tanto, que de las elecciones no se preocupe el gobierno porque como bien dijo el presidente del INE Lorenzo Córdova: “México ya tiene un guardián de las elecciones” y por el bien y salud de nuestra democracia no tengo duda de que todos los mexicanos debemos asumirnos como garantes y guardianes del INE y hoy más que nunca, de un #INEsinCuates.

"Cada quien debe asumir la responsabilidad que le corresponde": AMLO | #EnSegundos

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Nota del editor: el autor es analista político, abogado y consultor.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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