Daniel Krauze: “La política en México es disfuncional, cínica y egoísta”
En ‘Tenebra’, su más reciente novela, el escritor cuenta una historia sobre cómo se hacen tratos políticos en el México de hoy, en ambientes marcados por la opacidad, la corrupción y el clasismo.
¿Cómo se hace política en México, más allá de lo que se publica en los medios? ¿Cómo se hacen y deshacen los tratos y negocios, sin importar que para concretarlos haya que pasar por encima de la ley? ¿Cómo funcionan las oficinas de quienes están en el poder, dejando de lado la imagen incorruptible que quieren proyectar?
Fue a partir de preguntas como esas que el escritor Daniel Krauze dio vida a Tenebra, su más reciente novela, en la cual —según sus palabras— busca mostrar cómo se construyen y destruyen los acuerdos políticos “en lo oscurito”.
“El mundo del que habla la novela se mueve por ahí. Yo quería sugerirle al lector que la novela era una suerte de llave que le iba a permitir entrar a un cuarto donde iba a poder ver no la política que está en las primeras planas, sino la que está en lo oscurito”, dice.
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Para contar la historia, Krauze se vale de dos protagonistas que giran en torno de una tercera figura: Óscar Luna Braun, exgobernador de Quintana Roo, senador del PRI y uno de los políticos más poderosos del país. En su órbita, el autor ubica a sus dos personajes centrales: Julio Rangel, un fiel integrante del equipo de Luna Braun y quien aspira a cargos más altos, y Martín Ferrer, un abogado que quiere vengarse de Luna Braun por la ruina en la que dejó a su familia.
En el proceso de elaboración del libro —editado por Seix Barral—, Krauze dedicó gran parte de su tiempo a investigar sobre la política mexicana actual y de las últimas décadas, así como acerca del funcionamiento de la oficina de un político, de un despacho de abogados y de la redacción de un medio, con el objetivo de hacer la narración lo más verosímil posible.
Al final, el resultado fue una novela a la que el autor no descarta dar continuidad, y también, la conclusión de que la política mexicana de hoy puede describirse con tres palabras: “disfuncional, cínica y egoísta”.
Esta es la entrevista completa:
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¿Cuál fue el mayor reto para escribir este libro? Uno fue bajar la investigación e intentar ponerla en las páginas sin cometer errores, que un abogado pueda leer la novela, en la parte del personaje que es de un abogado, y diga: “Ok, así es”. Eso por una parte, yo quería que la novela tuviera esa veracidad. Y por otra parte, el mayor reto fue sin duda tener estas dos voces en primera persona, Julio y Martín, y hacerlas lo suficientemente distintas… Estuvo complicadito.
¿Hay políticos de carne y hueso en los que estén inspirados tus personajes o son arquetipos? Son más arquetipos que otra cosa, los veo como monstruos de Frankenstein. A lo largo de la investigación, alguien me decía equis cosa sobre equis político, y yo decía “esto está interesante” y se lo ponía a uno. O iba a platicar con un político y me acordaba de su oficina y pensaba que la oficina de este político era la oficina de Bravo Robles (otro personaje), pero la manera de comportarse de Bravo Robles la saqué de muchos otros lugares. No te podría decir “este personaje es este”, porque son como un conjunto de rasgos de muchos políticos, que me platicaron, a algunos los conocí, los vi, o incluso de políticos de antaño. Hay cosas de Luna Braun inspiradas en políticos de la época de López Portillo o del salimismo.
'Tenebra' es el cuarto libro de Daniel Krauze, después de las colecciones de cuentos 'Cuervos' y 'Fiebre' y de la novela 'Fallas de origen'.(Especial)
¿Por qué situar la historia en la época actual y elegir Quintana Roo como lugar clave? Por varios motivos. Primero, me costó mucho trabajo situar al personaje de Martín. Lo iba a poner en Acapulco, pero luego empecé a escuchar de Cozumel, y el hecho de que fuera una isla me pareció literariamente padrísimo. Realmente, te habla de que la familia, los Ferrer, una vez que caen en desgracia y se ven obligados a mudarse, acaban ahí. Cozumel se siente como el fin de México, es donde México deja de ser México. Además, tiene cosas peculiares. Es un pueblo que despierta en las tardes con la llegada de los cruceros y se duerme a las ocho de la noche. Había muchas características por las que dije: “Tiene que ser ahí”. Por otra parte, los abusos del PRI en Quintana Roo son famosísimos, de Borge y demás. Hay libros y reportajes sobre eso: trata de blancas, pederastia, despojo de tierras, destrucción ambiental. Tenía ese elemento de paraíso perdido, de paraíso saqueado. Y por último están los huracanes. Yo fui después de que pasó ‘Gilberto’, en el 88, 89, y me acuerdo de Cancún destruido... Y la novela empieza con un huracán.
Ahora que estamos en una presidencia de Morena, ¿qué crees que pasará con esa “tradición” de usar las relaciones políticas y de amistad para hacer negocios corruptos? ¿Se acabará o la seguiremos viendo? Lo vamos a seguir viendo, pero me parece que de otra forma. De lo que yo investigué, que no soy un reportero ni un politólogo, sino un novelista que hizo una investigación para una novela, en el sexenio de Peña Nieto gente de mi edad, de mi generación, se hizo multimillonaria sin importar su afiliación partidista. Esa es mi impresión, es un sexenio en el cual se multiplicaron los factureros, gente que hacía dinero de manera chueca. Me parece que el sexenio de López Obrador pinta para ser distinto en este sentido. Creo que se van a hacer millonarias muchísimas personas, pero tiene que haber una afiliación partidista, y si no la hay, no te salpica la lana, no te hace justicia la Revolución. En el sexenio de Peña Nieto mucha gente se hizo millonaria, pero el PRI y el proyecto de Peña Nieto le valía cacahuate. Para hacerte millonario en el sexenio de López Obrador, tienes que formar parte de Morena o volverte defensor de la 4T.
En el libro aparecen problemas como el racismo, el clasismo y la misoginia. ¿Son exclusivos de las élites del país? Para nada, es un microcosmos que refleja cómo opera la sociedad en México y es una cosa que no importa dónde te muevas, por lo menos en la clase media, media alta. El trato que se da a Julio no es solamente porque trabaja en la política. Está exacerbado porque la política es un mundo salvaje, pero también se da en otros ámbitos. Para mí, la política es una especie de pretexto para hablar de estos temas, que son los que me resultan fascinantes.
A mí me interesa la política porque es el vehículo narrativo para hablar de la impunidad, de la corrupción y del clasismo, y encarna estos temas con otros como el movimiento del #MeToo”.
Como personas, ¿lo que pasa “en lo oscurito” nos atrae especialmente, nos llama más la atención? Espero que sí, dado que mi novela se lleva a cabo en lo oscurito. El mundo del que habla la novela se mueve por ahí. Yo quería sugerirle al lector que la novela era una suerte de llave que le iba a permitir entrar a un cuarto donde iba a poder ver no la política que está en las primeras planas, sino la que está en lo oscurito. Yo quería que el título sugiriera eso.
¿Cómo describirías a la política mexicana de hoy en tres palabras? Disfuncional, cínica y egoísta. A corto plazo no le veo solución, me duele mucho decirlo, pero esa es la realidad que intenté plasmar en la novela, y es lo que creo como persona, olvídate como autor.
Después de este libro, ¿tienes pensado otra novela que se desarrolle dentro de la política? Lo he hablado con mi editor: no descarto una segunda parte de Tenebra donde sigamos al personaje de Julio Rangel, me interesa mucho ver cómo crece. Es la primera vez que me pasa con un personaje. Con el protagonista de Fallas de origen, mi novela anterior, le puse punto final y había quien me decía: “¿Pues qué pasó?”... “Nada, eso, lo que tú quieras creer”. No se me quedó en la cabeza, ni Martín tampoco. A Julio sí lo tengo ahí. Me gustaría ver cómo acaba de mudar de piel para volverse un miembro de la 4T.
