Tenía que suceder. A pesar de que el presidente López Obrador alargó lo que más pudo el salir del país y realizar su primera visita internacional. El presidente ya está en suelo norteamericano y tendrá una agenda llena de confort; sin embargo, los temas espinosos que deberán de discutir con su homólogo, difícilmente le harán sentir la comodidad que podría representar ser el invitado de honor de Donald Trump.
La justificación del viaje, se ha insistido por parte del gobierno federal una y otra vez: “conmemorar la reciente entrada en vigor del tratado entre los Estados Unidos Mexicanos, Canadá y los Estados Unidos de América (T-MEC)”, otro de los temas que se deberán tocar obligatoriamente es la búsqueda de la candidatura de México para la dirección general de la Organización Mundial del Comercio (OMC).