Finalmente, está el mito que la discriminación racial existe para blancos y morenos por igual. Para muestra, se dice que los morenos han creado apodos y burlas hacia los blancos, tanto como los blancos hacia los morenos.
Esto es falso porque supone que una burla es equivalente la discriminación racial. No es así. La discriminación racial es una actitud social profundamente propagada que estigmatiza a algún tono de piel como inferior, y que justifica directa o indirectamente, la exclusión y la opresión.
Esto es evidente, por ejemplo, en los restaurantes. No es lo mismo que te digan “pásele güerito” al sentarte en la mesa de una fonda, a que te no quieran dar una mesa en un restaurante de lujo porque tu color de piel hace que el negocio se vea feo o de menor clase. Lo primero es una burla, una frase que te identifica. Lo segundo es la justificación de la exclusión porque eres “feo”, siendo “feo” una definición racial.
Así que no, no es tiempo de callar, es tiempo de hablar más del tema y de encontrar formas de evitar que los prejuicios, la discriminación racial y el racismo, dividan a México. Hablar sobre racismo no es dividir, es unirnos por un México justo. Silenciarnos es dividir, pues es aceptar una sociedad injusticia como la única alternativa.
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