El gobierno de López optó por recomendar en vez de imponer, por seguir con su estrategia y sus proyectos, en vez de usar los recursos del Estado para que sea el mexicano quien por sí mismo logre su bienestar.
Esta decisión tendrá un costo grave, por lo pronto casi un millón de personas perdió su trabajo y la severa crisis económica que inició con la decisión de cancelar el NAIM y la supuesta austeridad gubernamental, ha llegado a niveles sin precedentes; si en 2019 la economía del país no creció (0% respecto a 2018), según lo pronostican varios expertos, la contracción para la economía mexicana en 2020 será entre el 8-9%, siendo la nuestra la economía que más caiga, sólo detrás de la venezolana.
Ante este escenario, tres reflexiones para la seguridad, la primera son las consecuencias de la crisis económica para el ciudadano promedio; la segunda, las consecuencias para los servidores públicos; la tercera, qué debemos aprender de una crisis como esta.
Primero.- En México –porque no siempre es así en todo el mundo–, las crisis económicas desatan aumento de robos, secuestros, extorsiones e incluso homicidios.
2019 fue un año trágico, fue el peor año en homicidio doloso, feminicidio, robo a negocio, trata de personas, narcomenudeo y violencia familiar desde que estos se registran; el segundo peor año en materia de extorsión; el tercero en violación; el quinto peor en robo con violencia y el octavo peor en secuestro y robo a transeúnte.
En 2020, marzo fue el segundo peor mes de la historia en materia de homicidio doloso; en los primeros cuatro meses de este año se sumaron 11,849 víctimas de homicidio doloso, un 2.2% más respecto al mismo periodo de 2019.
Si bien este año la pandemia favoreció que haya menos denuncias y menos delitos comunes, el rebote que tendremos en el segundo semestre del año permite prever que 2020 será aún peor que 2019.