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El anti-racismo, ¿moda o convicción?

La muerte de George Floyd ha generado que cientos de artistas, deportistas e influencers en México se solidarizaran en redes sociales, pero ¿qué pasa con ese problema en México?, lo ignoramos.
mié 03 junio 2020 11:59 PM

“Dios me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado, y he visto la Tierra Prometida. Puede que no llegue allá con ustedes. Pero quiero que ustedes sepan esta noche que nosotros, como pueblo, llegaremos a la Tierra Prometida. Así que esta noche estoy feliz. No hay nada que me perturbe. ¡Yo no le tengo miedo a ningún hombre! ¡Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor!”.

Así fueron las palabras finales del último mensaje que daría el llamado “apóstol de los derechos humanos”, Martin Luther King. Toda esa postividad vertida en un mensaje lleno de esperanza se vería marcado por su sangrienta muerte, un 4 de Abril de 1968, a manos del caucásico James Earl Ray, según sentenció un juez.

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Su muerte conmocionó al país. Desde aquellos días, no se había conocido una revuelta racial en la historia de Estados Unidos, como se ha venido aumentando estos días. Más de 50 ciudades se han manifestado de manera violenta, logrando que el país se paralice y llame a constantes toques de queda. La muerte de George Floyd se presenta en el peor escenario imaginable, justo cuando una pandemia global tiene al país norteamericano azotado y sumergido en la propagación del nuevo coronavirus, sin vacuna, que ha costado más de 100,000 muertes. Pero también el hecho de los millones de empleos que esta sacrificando la separación social, situación que ha fracasado potentemente, dada la furia que sienten millones de personas al ver el estresante y indignante video, cuando el policía de Minneapolis Derek Chauvin mantiene boca abajo (con la ayuda de los otros oficiales Thomas Lane y J. Alexander Kueng) al afroamericano que ruega por socorro al sentirse asfixiado, apenas diciendo: “¡No puedo respirar!”.

La brutalidad de Chauvin se refleja al momento de presionar su rodilla en el cuello de Floyd durante un poco más de ocho minutos causándole la muerte y completando el homicidio a un ciudadano que nunca se le respetó su derecho a la presunción de inocencia, a un juicio y a la vida misma.

Lo que ocurre en las desenfrenadas manifestaciones diarias, a lo largo y ancho de Estados Unidos va mucho más allá de un detestable abuso de autoridad causado por un hombre blanco a un afroamericano. Tiene que ver con un hastío que trasciende las generaciones.

Las protestas se han avivado y avivarán más, en mucho, a causa de un gobierno federal indolente y un presidente que ha demostrado desinterés, polarizando a su país al punto de la estéril batalla entre clases y razas que podría desencadenar el peor infierno que pudiera imaginar nuestro vecino del norte.

Por lo pronto, durante estos próximos días se acentuará un rebrote de contagios en aquel país, según expertos.

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La reacción “mexa”

México, al estar tan cerca de Estados Unidos, suele ser empático con algunos de sus problemas, sobretodo los que tienen que ver con nuestros paisanos y latinos en general.

El pasado martes 2 de junio, cientos de artistas, deportistas e influencers convocaron al llamado “Blackout tuesday” (Martes negro), para que la gente se solidarizara en redes sociales con las protestas que el asesinato de George Floyd ha desatado.

Es impresionante el apoyo que se generó en nuestro país, tanto en Facebook, Instagram y Twitter, los perfiles se convirtieron en fondos negros junto a diversos hashtags condenando el suceso.

Imposible criticar esa acción de miles y miles de personas en nuestro país, pues la causa es por demás justa.

Durante un tiempo tan complejo, los ojos se están abriendo cada vez más ante las injusticias que antes “normalizábamos”. Sin embargo, en nuestro país la situación es mucho peor de lo que muchos imaginan en cuanto al tema del racismo.

Según una encuesta del periódico El Financiero, al 63% de los mexicanos le gustaría que hubiera un muro en la frontera sur, así como piensa Trump.

¿México es racista? | #QueAlguienMeExplique

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Las conocidas frases "hay que mejorar la raza" al buscar pareja; "trabajaste como negro" cuando tuviste una larga jornada laboral o cuando se dice "no seas indio" en referencia a la ignorancia son completamente comunes en nuestro vocabulario.

El problema no es que ignoremos ser uno de los países más racistas del mundo, pues lo somos, sino que juguemos a evitar aceptarlo, una vez más.

El productor de contenido Carlos Chavira, conocido por sus profesionales parodias en redes sociales, relata lo sucedido el pasado 29 de marzo en Tijuana, Baja California cuando una persona murió luego de ser sometido por un policía mexicano , quien con su bota aplastó el cuello del ciudadano durante minutos causándole la muerte, todo esto fue registrado por la cámara de una persona que lo grabó para luego subirlo a redes sociales (Nadie dijo nada entonces). “Su muerte pasó desapercibida, como la de una cucaracha”, asentó el influencer.

Y concluye preguntando : “¿Por qué nos indignamos los mexicanos, por moda o por convicción?

¿Doble moral?

Y sí, las modas en redes sociales son una constante, desde los retos hasta los cambios de look.

Lastimosamente, en nuestro país no hemos aceptado generalmente que somos racistas. En la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) se arrojó que solo un 14% de la población en México se considera racista; al mismo tiempo solo 3 de cada 10 permitiría que viviera un homosexual o un indígena en su hogar.

La situación global debe enfocarnos a lo local. Parecería que estamos sufriendo el guión de una película de ciencia ficción; sin embargo, el 2020 debe de centrarnos a combatir nuestros problemas más hondos que tenemos como sociedades.

En nuestro país, se propuso ayudar a que las caravanas inmigrantes pasaran libremente en el territorio nacional y la gente se quejó. Luego, las mujeres salieron a manifestarse, algunas de ellas con furia y la gente se indignó por lo destrozos a algunas paredes y esculturas.

Lo que llama más la atención es que justamente muchos de los que se enojaban por convivir con hondureños o salvadoreños en sus calles; muchos de los que se ofendían por los destrozos ocasionados por las mujeres manifestantes son los que apoyan desaforadamente las manifestaciones en Estados Unidos en sus redes sociales.

Una pandemia social también es la hipocresía, por eso además de reflexionar lo que sucede más allá de nuestras fronteras, debemos hacer una autorreflexión y preguntarnos, ¿qué haremos para erradicar la enfermedad del clasismo y racismo en nuestro propio entorno?

Sigamos defendiendo las causas justas.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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