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#ColumnaInvitada | Imposible lograr la felicidad sin crecimiento económico

En los países sin crecimiento económico sostenido, las personas no son felices, porque priva la tristeza de la falta de empleo, explica Vanessa Rubio.
lun 01 junio 2020 11:00 PM
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En el pasado sexenio, Vanessa Rubio fue subsecretaria en las secretarías de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y de Hacienda. En 2018, fue parte del equipo de campaña de José Antonio Meade.

Los esfuerzos internacionales para dotar de mediciones complementarias –ojo que no sustitutivas– del Producto Interno Bruto (PIB) llevan varias décadas desarrollándose y México, sus expertos y sus instituciones han sido parte de su discusión y mediciones.

La inminente necesidad de trabajar de manera efectiva por un crecimiento económico incluyente y sustentable se ha hecho más urgente en el contexto de la época covidiana y la crisis económica 2020. La medición del PIB de manera estandarizada a nivel global sigue siendo necesaria como un ancla nacional e internacional de comparabilidad del crecimiento económico, para fijar expectativas y planear políticas públicas. Ello no quiere decir que deba ser la única medición.

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En 2008 se creó una Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y el Progreso Social, cuya meta era encontrar las limitantes del PIB como, las formas de medir el progreso social e identificar nuevos instrumentos de medición. Entre sus conclusiones destacan que el proceso de medición del producto es imperfecto, que muchas de las estadísticas tienen sesgos de intereses y políticos, la importancia de los ingresos y el consumo vis a vis solamente la producción, y que la calidad de vida depende de variables y percepciones objetivas.

En 2010 se formó un grupo de expertos (Imperativo de Progreso Social) que hicieron una muestra piloto del Índice de Progreso Social en 2013, que fue formalmente lanzado en 2014 y subsecuentemente de forma anual. Utilizan 54 indicadores relacionados con las necesidades humanas básicas, los fundamentos del bienestar y las oportunidades de progreso, haciendo una calificación mundial del desempeño relativo de las naciones en lo que a progreso social se refiere. En su última edición de 2019, México ocupa el lugar 55 (de 149 países) con un total de 71.51 puntos en la escala de 100, y donde el promedio mundial es de 64.47.

En 2011 la ONU emitió una Resolución denominada “Felicidad, hacia un enfoque holístico del desarrollo” ubicando a la felicidad como un elemento central del desarrollo de las naciones.

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Desde el 2011, la OCDE produce un reporte bianual que mide el bienestar. Su edición 2020 “¿Cómo es la vida?” realiza una valoración de las siguientes dimensiones: ingreso y bienestar; empleo y ganancias; vivienda; salud; educación; balance vida-trabajo; medio ambiente; vínculos sociales; involucramiento cívico; seguridad y bienestar subjetivo. En este estudio -con datos a 2018- México tiene desempeños negativos (vis a vis el resto de los miembros de la organización), en áreas como: ingreso, sobrepoblación, inequidad en el ingreso por género, horarios laborales, estudiantes con bajas habilidades, exposición a la contaminación del aire, y homicidios, entre otros.

En 2011, el Reino de Bhután publicó el Índice de Felicidad Nacional Bruta, que prioriza el progreso y los aspectos no económicos del bienestar: bienestar psicológico, salud, educación, uso del tiempo, diversidad y fortaleza cultural, buen gobierno, vitalidad comunitaria, diversidad y resiliencia ecológica y estándares de vida. Deriva cuatro tipos de personas: profundamente felices (8.4% de la población bhutanesa en el estudio 2015), ampliamente felices (35.0%), estrechamente felices (47.9%) e infelices (8.8%).

El Índice Global de Felicidad es publicado anualmente por la ONU desde 2012 y se basa en la medición de 6 variables centrales: PIB per capita, soporte social, expectativa de vida saludable, libertad para tomar decisiones de vida, generosidad y la ausencia de corrupción. En sus datos para 2018, Finlandia, Noruega y Dinamarca fueron los tres países más felices del mundo, mientras Burundi, República Centroafricana y Sudán del Sur, los menos de un total de 156 naciones para las que se realiza esta medición. México ocupó el lugar 24.

En 2016, se desarrolló el Índice de Felicidad de Pemberton para medir la felicidad de la población en general a través de los siguientes componentes del bienestar: hedónico (satisfacción con la vida y componentes afectivos), eudaimónico (funcionamiento psicológico óptimo), social y experimentado. Estudió nueve países, entre ellos México.

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Nuestro país no se ha quedado atrás en esta tendencia mundial y desde 2011, en el marco de la Conferencia Latinoamericana para la Medición del Bienestar y la Promoción del Progreso de las Sociedades, el INEGI hizo el compromiso de generar este tipo de estadística denominados “módulos BIARE” (bienestar auto reportado) e hicieron una prueba piloto como parte de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGASTO) 2012. Desde entonces, y siguiendo lineamientos internacionales, entre ellos los de la OCDE, el INEGI ha continuado desarrollando este tipo de módulos aunados a otras encuestas centrales.

Mientras más rigor e integralidad haya en las mediciones, mejores diagnósticos podremos hacer y con ellos, mejores políticas en beneficio de la población. Lo que es un hecho, es que en los países sin crecimiento económico sostenido, las personas no son felices, porque priva la tristeza de la falta de empleo, la ansiedad de proveer lo básico al hogar y la angustia del abatimiento de la pobreza.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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Finanzas públicas Presupuesto del gobierno Secretaría de Hacienda y Crédito Público Andrés Manuel López Obrador

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