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Soluciones mono-sectoriales: error para eliminar violencias de género

Nuestra columnista invitada asegura que esta epidemia se tienen campañas discontinuas en apoyo a las mujeres, que en realidad son un sinfín de líneas separadas de atenciones gubernamentales.
mié 06 mayo 2020 06:30 AM
cubrebocas
Debido a la propagación de Coronavirus en México, el alcalde de Benito Juárez inici´ó una campaña para promover el uso de cubrebocas al salir de casa.

La intersectorialidad y la transversalidad son aspectos claves en toda gestión pública, muchas veces nombradas pero en pocas ocasiones realizadas. Esto no es nuevo en México y el COVID-19 ha venido a evidenciarlo como muchas otras fallas en nuestro país.

Si bien, los niveles del gobierno mexicano están obligados a garantizar a todas las mujeres su derecho a una vida libre de violencias, y sus instituciones tienen obligaciones puntuales y específicas para implementar medidas de prevención, atención, sanción y eliminación de las violencias contra las mujeres, éstas no terminan de verse materializadas en hechos tangibles y contundentes que no sólo disminuyan sino eliminen las violencias machistas, entre ellas los feminicidios.

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Además de reaccionar tardíamente en el abordaje del COVID-19 desde la perspectiva de género, derechos humanos e interculturalidad, se ha hecho de forma desarticulada.

La cooperación intersectorial significa reconocer que la solución de un problema no puede lograrse a través de un solo sector.

#QuéPasóCon... la violencia hacia las mujeres en la contingencia?

Parece que México lo ha olvidado y, el resultado es justo soluciones mono-sectoriales y una distribución dispersa de los recursos (de información, financiamiento, acceso a las comunidades, etc.) ante el COVID-19, las medidas para mitigarlo y sus efectos en el incremento de las violencias contra niñas y mujeres.

Vemos campañas discontinuas, un sinfín de líneas de atención gubernamentales que registran el número de llamadas, pero no el seguimiento que se le dio a la víctima; acciones como “quédate en casa”, pero sin decirnos qué hacer si cohabitamos con el agresor. Existe una ausencia de la transversalización de la perspectiva de género.

Por ejemplo, exhortar durante la actual contingencia sanitaria a los gobiernos locales a que faculten a las y los jueces cívicos determinar que sean los agresores quienes salgan de sus casas de 15 a 30 días, no es viable.

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Cómo ya lo hemos constatado, la contingencia no durará ni 30 días ni mucho menos 15. Asimismo, si bien la LGAMVLV contempla las órdenes de protección entre las cuales están que sea el agresor el que salga de casa, como un mecanismo urgente de protección, los índices de violencias contra las mujeres y los feminicidios reflejan que estas medidas no han conseguido su objetivo, sino lo contrario, pues el establecimiento de una orden de protección o la privación de libertad (aunque se momentánea), provoca que el agresor aparezca o aumente un sentimiento de venganza contra la víctima y contra el resto de la sociedad.

Con o sin orden de protección, las mujeres siguen siendo asesinadas y no sólo el sistema judicial y policial, sino todos se muestran rebasados para combatir esta pandemia que arrebata la vida de 10 mujeres en México.

La necesidad de la intersectorialidad está asociada a políticas transversales, tales como las políticas de género, éstas presuponen acciones tanto de salud como de atención, protección, educativas y económicas, logrando un equilibrio entre los diferentes tipos de intervenciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de las mujeres ante esta doble pandemia el coronavirus y las violencias machistas, como lo hemos dicho ya muchas veces.

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Al contrario de ello, se propone recortar presupuestos que fueron etiquetados para la atención y protección de los derechos de las mujeres, como ha sido desde el 2019 la incansable lucha para mantener el presupuesto para Refugios y sus Centros de Atención Externa, lográndose recientemente a través de la invaluable actuación del INDESOL, de los movimientos feministas, las ONG’s y diversas legisladoras que el presupuesto empezará a llegar a los Refugios.

Ahora la SHCP retiene y busca recortar el presupuesto etiquetado en el PEF2020 para las Casas de las Mujeres Indígenas, hecho que nuevamente refleja que las mujeres no somos prioridad en la agenda política de este país.

Cada asesinato de una mujer que tenía una orden de protección, una denuncia previa, que contaba con espacios de protección a los cuales ya no puede acudir porque recortaron el presupuesto, cada niña violada supone un fracaso del sistema.

¡Impostergables políticas intersectoriales y transversales a favor del derecho a una vida libre de violencias para todas las mujeres!

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Nota del editor: la autora es directora general de la Red Nacional de Refugios A.C. Un espacio compuesto por más de 60 organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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