El presidente, en la casa de cristal

Cada vez aparece una nueva controversia en torno a los seguidores de Morena o del gobierno de la 4T. Pareciera para muchos que se sufre descalabro tras descalabro, mientras que los eternamente positivos aseguran que el país va “requetebién”, aunque ellos mismos no lo crean. Algunos podrían desilusionarse, pero el cheque quincenal les recupera milagrosamente la esperanza.

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El presidente blindado

Se agota el 2019 y, espectacularmente, AMLO sigue por encima de los 60 puntos de aprobación. Es, en todo caso, un presidente a prueba de balas. Ni el atroz fracaso de su gobierno contra el narco en Culiacán y todo el país ha logrado disminuir la percepción de la gente y el apoyo a un gobierno con tremendos claroscuros.

Aunque muchos expertos de imagen pública y columnistas de diversos medios aseguraban que la popularidad de Andrés Manuel López Obrador iría decreciendo hacia el final del año de manera estrepitosa, la realidad es que el tabasqueño mantiene la simpatía de la mayoría de sus gobernados. Se trata de un gobernante que tiene la confianza de sus votantes y en ellos recae la defensa de su actuación.

A pesar de que el partido Morena sufre una crisis que llega a la violencia en sus asambleas; mientras criticados y denostados funcionarios, como Antonio Attolini, se burlan de la Ley General de Responsabilidad Administrativa vigente o, peor aún, otros innombrables, como el caso de Manuel Bartlett, quien opera en completa impunidad ante las investigaciones de sus casas que superan los 800 millones de pesos. Ni ellos, ni nada siquiera tocan la aureola de aceptación al presidente. López Obrador logra apartarse, incluso de su propio gobierno.

Y aunque todo esto pareciera ser una narración de la antigua y decadente era presidencialista. Aunque pareciera ser el momento preciso para que los tambores resuenen y los fuegos artificiales exploten en el cielo a favor del presidente y su mandato. Mientras que sus fieles seguidores lo consideran al nivel de los más honorables defensores de los derechos humanos o del mismo Jesucristo.

Es en este momento, cuando la oposición es un mal chiste y el partido del gobierno supera en casi todas las encuestas estatales. Cuando las cámaras, tanto de diputados y el Senado están pintadas de marrón, en completa disposición incluso de reformar la ley que sea para quedar bien con el “gran jefe”, incluso la reelección, o lo que él decida.

Incluso a pesar de todo esto, hay una pequeña luz de democracia al fondo. Y fue motivada por el mismo López Obrador.

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Recordando las promesas

Sucede que la Cámara de Diputados de México aprobó el pasado martes, la reforma constitucional que termina con el fuero del presidente de la República, que ahora podrá ser acusado de diversos delitos.

Esto representa, reformar los artículos 108 y 111 de la Constitución Mexicana, fue aprobada por 420 votos a favor, 29 en contra y 5 abstenciones. Aunque fue devuelta al Senado para su análisis, es casi segura su ratificación.

Sin duda alguna, es un avance para exterminar el presidencialismo en el país. Antes, el articulo 108, establecía que el presidente podía se juzgado solo por traición a la patria y delito graves del fuero común. Ahora, la reforma establece que podrá ser acusado y procesado por actos de corrupción y delitos electorales. También, el ejecutivo podrá ser acusado ser acusado de delincuencia organizada, homicidio doloso, violación, secuestro, trata de personas y delitos cometidos con medios violentos como armas y explosivos. Además de delitos graves que determine la ley en contra de la seguridad de la nación (genocidio, financiamiento a organizaciones terroristas, bloqueo de actividades de inteligencia, entre otros), del libre desarrollo de la personalidad (por ejemplo, corrupción de menores de edad, turismo sexual en contra de menores de edad) y de la salud (narcotráfico).

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Inevitablemente, en algún momento la popularidad de Andrés Manuel López Obrador menguará, ya sea por sus errores, omisiones o descuidos. Es natural en política, mucho más en estos tormentosos tiempos de transparencia. Podríamos escribir cuartillas enteras de la incómoda situación que sufre el país, sin embargo a veces hay que hacer un alto y reconocer cuando hay logros de un persona que recuerda sus promesas de campaña y las cumple.

El que un presidente mexicano ya no tenga fuero, debe de ser aplaudido y reconocido. Hoy todos los funcionarios públicos, desde el más pequeño hasta el representante de todos los mexicanos, debe de sentirse en una casa de cristal, con testigos multitudinarios de su actuación. El servidor público debe saber que si el mismo presidente ha decidido quedarse desnudo ante la posibilidad de ir a prisión, es para dar un ejemplo de congruencia y transformación.

Buena bola, señor presidente. Que sus allegados antidemocráticos, como Jaime Bonilla y otro más de sus colaboradores, no nublen este triunfo.

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