Adriana, aprendió a ser una luchadora desde su infancia, cuando sus padres trabajaban todo el día para sacar adelante a sus ochos hijos. Siempre se le ve de buenas, sonriendo y saludando a quien se le cruce.
Piensa rápido, habla rápido, camina rápido, contestando mensajes, respondiendo llamadas, sobre todo cuando en la pantalla de su teléfono sale el nombre de Ximena, su hija de 15 años, en ese momento es un dulce; pero en la tribuna legislativa es una férrea defensora de sus convicciones.
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Pertenece al PAN desde hace 24 años, seguidora de Manuel Clouthier, de quien rescata la frase: “Sólo está derrotado aquel que ha dejado de luchar”, y admiradora de Carlos Castillo Peraza, de quien cada que puede recuerda pasajes del ideólogo panista, pero se queda con aquello de “apostar por nosotros mismos”.
Su caminar por el Legislativo y por las dos campañas en las que contendió por el PAN para ser gobernadora de Tlaxcala no han sido un día de campo. Su estado es identificado como el estado donde hay mayor trata de personas en el país. Como senadora, siendo la presidenta de la Comisión Contra la Trata de Personas, al presentar la iniciativa en materia de trata junto con Lucero Saldaña, del PRI, y Angélica de la Peña, del PRD, fueron acusadas entre otros por Rosi Orozco de estar protegiendo los intereses de tratantes. Grupos y asociaciones de la sociedad civil, recuerda, Adriana: “Quisieron ensuciar nuestra trayectoria política porque estábamos afectando intereses económicos y políticos muy importantes”.