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Tiembla en Morena

De partido a gobierno, estamos atestiguando la transformación de Morena, un partido que busca a toda costa implementar su agenda, escribe Viridiana Ríos.
mié 17 julio 2019 12:25 PM
Viri Ríos
Viri Ríos es analista política, doctora en gobierno por la Universidad de Harvard.

Muchos han interpretado la renuncia de Urzúa como el inicio de un cisma importante dentro de Morena. Ello está lejos de la realidad. Lo que estamos atestiguando es una transformación de Morena de partido a gobierno. Es decir, de ser un partido en búsqueda de ganar la elección a toda costa, a ser un gobierno que busca implementar su agenda a toda costa. En esta transformación, perfiles como Carlos Urzúa se perciben como desechables y quedan obscurecidos por las facciones más “puras”.

Para entender lo que hoy está sucediendo en Morena y el gobierno federal, es crítico analizar tres puntos:

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Primero, Morena es un movimiento cuya principal característica es su fraccionalismo y la capacidad de AMLO por dirimir conflictos entre facciones. Morena siempre ha estado dividido, antes y después de Carlos Urzúa.

Carlos Urzúa pertenece a una “facción técnica” o “suave” que fue muy necesaria para tener una campaña electoral exitosa en 2018. Figuras como Carlos Urzúa, Germán Martínez, Gerardo Esquivel, Tatiana Clouthier, Olga Sánchez Cordero, entre otros, proveían de un insumo crítico para ganar en las urnas: la confianza de que habría voces técnicas y moderadas dentro de la coalición gobernante.

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Esa facción, sin embargo, está perdiendo posicionamiento dentro de Morena desde el día en que se ganó la elección. Ello se debe a que hoy los objetivos de Morena han cambiado. El objetivo principal de Morena es implementar la agenda de AMLO a toda costa, y ello implica, a los ojos de AMLO, no dejarse intimidar por “facciones técnicas” que le pidan cautela.

Segundo, AMLO como gobernante, se encuentra en búsqueda de personas que le digan “cómo sí” implementar la agenda con la que fue candidato por 18 años, y no “como no” se puede. Este arrojo es loable y propio de un buen ejecutivo. Sin embargo, llevado al extremo aísla a cualquier persona que le quiera dar un consejo razonable, si este consejo va contra su objetivo.

Así, en esta nueva etapa de Morena como gobierno, la meta es crear política pública que rete al status quo sin temor. Sin dejarse intimidar por gente que, como la “facción técnica”, les diga que lo que lo que buscan implementar no se puede.

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Como resultado, poco a poco se empodera cada vez más la facción de los “puros”. Estas son las personas que han estado con AMLO por mayor tiempo, y van desde Irma Eréndira Sandoval, pasando por Claudia Sheiumbam, Bertha Luján y Rocío Nahle. Los “puros”, también llamada “nomenclatura”, son el tipo de Morenista que AMLO más aprecia actualmente porque son los que le dicen “cómo sí” y sus más leales seguidores.

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Tercero, es falso que AMLO sólo respete a los leales y puros. AMLO también respeta a los que tienen capacidad de movilizar a los poderes fácticos. En este sentido, el papel de personas como Romo o de algunos empresarios selectos es respetado porque articulan a un sector social: los hombres del dinero. Lo mismo sucede con algunos delegados y miembros del partido. Morena es un partido cuya selección de líderes requiere de voto amplio en distintas secciones y por ello, AMLO respeta a personas como Yeidckol.

No así a Urzúa. En este sentido, para AMLO Urzúa representa, no a un sector o a un representante popular, sino a una forma de hacer las cosas. Forma que él rechaza por los resultados obtenidos anteriormente.

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Así, mientras que para los “puros” Morena está pasando de ser un gusano multi-interés a ser una mariposa pura; para la coalición más “moderada”, Morena está pasando de ser una mariposa de esperanza a ser un gusano sin fundamento teórico que terminará poniéndose el pie a sí mismo.
En todo esto, AMLO seguirá siendo el gran malabarista de intereses y quien tenga la última palabra. Mientras el modelo que los “puros” le proponen no fracase, AMLO seguirá confiando más en ellos que en los que le ponen restricciones.

El cisma más importante de Morena vendrá cuando los resultados, en datos, muestren que algunas de las políticas implementadas por los “puros” no están funcionando. El cisma vendrá entre aceptar los datos y cambiar curso, o rechazarlos por considerarlos falsos.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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