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Sheinbaum va por marcar "sana distancia"; quiere separar al gobierno de Morena

Expertos consideran que solo en el discurso la presidenta electa tendrá distanciamiento con su partido, pero en los hechos se mantendrá como la jefa política de Morena.
mié 21 agosto 2024 11:59 PM
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Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México ha asegurado que no quiere que Morena se convierta en un partido de Estado como lo fue el PRI.

Además de su proyecto de gobierno, Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, tiene en la mira el futuro de Morena. La segunda morenista en llegar a la Presidencia de la República postulada por el partido quiere, al menos en el discurso, "separar" la labor del partido y la del Gobierno.

Sheinbaum busca evitar que Morena se desvíe y se convierta en un partido de Estado como en su momento sucedió con el Revolucionario Institucional (PRI) y, de paso, tener espacio para crear sus propias redes de poder que respondan a ella y no a Andrés Manuel López Obrador.

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Ya como presidenta electa de México y frente a los miembros de su partido, Sheinbaum propuso convocar en las próximas semanas a un Congreso Nacional en el que se marque un antes y un después para Morena.

“Sería pertinente convocar a un Congreso de nuestro partido en el mes de septiembre. Pienso yo, es solo una sugerencia, que actualice este nuevo proceso de la Transformación; nuestros documentos básicos, nuestros estatutos, y que se pueda trazar una ruta clara que separe la labor del partido y la labor del gobierno en el proceso de Transformación; y por supuesto, es una sugerencia, que en este Congreso, se elija a la nueva dirigencia de nuestro partido”, expresó Sheinbaum en el Teatro Metropolitan.

La sugerencia fue acompañada días después del anuncio del dirigente de Morena, Mario Delgado, de realizar el Congreso el 22 de septiembre, previo a que Sheinbaum asuma la Presidencia y marque distancia del partido.

Uno de los propósitos para buscar la llamada “sana distancia”, explican expertos, también radicaría en poner límites a Morena y no se comporte como un partido de Estado, como sucedió con el PRI, creado desde el poder y que simulaba competencia.

"Tiene que haber separación entre gobierno y partido. Nosotros no queremos regresar al partido de Estado que fue el PRI durante el siglo XX, queremos que cada uno tenga su propia vida y evidentemente que contribuyamos al proceso de transformación”, dijo Sheinbaum el 9 de julio pasado.

Para Aldo Muñoz Armenta, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMEx), la separación entre el partido y el gobierno es casi imposible en un régimen presidencialista, sin embargo, en México no es bien visto que el titular del Ejecutivo federal se asuma como líder del partido que lo llevó a la silla presidencial, lo que sí sucede en otros países.

“En los regímenes presidenciales hay un tabú de que el presidente no puede ser jefe de partido, pero en los regímenes parlamentarios, el jefe de Gobierno, es también jefe de partido, es secretario general de partido”, explica.

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La 'sana distancia' de Sheinbaum

La propuesta de Claudia Sheinbaum puede entenderse como la llamada ‘sana distancia’ entre partido y gobierno, propuesta por el priista Ernesto Zedillo. En su campaña presidencial en 1994, Zedillo planteó fijar límites entre la figura presidencial y su partido político, pues hasta ese momento el presidente de la República era "el primer priista del país".

El entonces candidato presidencial propuso convertirse en "un miembro pasivo del PRI con el inquebrantable compromiso de no intervenir en lo absoluto en su vida interna”.

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Aunque en el discurso Sheinbaum ha planteado una sana distancia con el partido, se mantendrá como la jefa política de Morena.

Jacques Coste, historiador y consultor político, considera que el anuncio de Sheinbaum tiene dos propósitos: uno discursivo y otro de fondo. En el primero, la intención es mandar el mensaje de que gobernará para todos los mexicanos, mientras que el segundo, y más relevante, es poner una distancia para ella formar sus propias redes de poder.

“Es un intento de la presidenta electa de crear sus propias redes de poder, su propio entramado de poder, independiente al de López Obrador y mientras más espacio de autonomía tenga, mejor para ella. Entonces a ella le conviene que Morena siga siendo muy importante para la movilización electoral, para generar apoyo social, pero que no sea un espacio en mediante el cual López Obrador u otros actores políticos puedan ejercer su influencia en el gobierno”, destaca.

Recuerda que en su momento, Ernesto Zedillo puso distancia con el partido para evitar cualquier intervención del entonces expresidente Carlos Salinas de Gortari.

“Zedillo no quería que Salinas utilizará al PRI como un vehículo para capturar a su gobierno y creo que Claudia Sheinbaum también quiere hacer lo mismo que el partido le responda a ella, no a López Obrador ni a ningún otro actor político y en tal sentido le conviene marcar cierta línea de distancia, al menos discursiva entre el gobierno y el partido”, dice.

De acuerdo con el texto “La `sana distancia’ entre el PRI y el gobierno”, de Rosa María Mirón Lince y Karla Valverde Viesca de la UNAM, el dilema de que no haya distanciamiento entre el presidente en turno y el partido reside en que en el ejercicio del poder, el titular debe gobernar para todos y anteponer el interés general sobre los de su partido.

“El presidente, como jefe de Estado, representa a toda la Nación; por ende, debe gobernar para todos y no únicamente para la fracción que lo llevó al poder; debe evitar jugar el papel de articulador o cohesionador de grupos, tendencias o individuos; pero también es cierto que inevitablemente es el representante de una opción política partidaria, y a ella debe su posición en el gobierno”, plantea.

Aunque en el discurso, Sheinbaum pidió la “sana distancia”, en los hechos, ella se mantendrá como la morenista más importante.

“Ella no puede darse el lujo de renunciar a ser la jefa política de Morena porque hay muchísimo en juego, incluso que tiene que ver con sus propios proyectos políticos, sus proyectos de obra pública, sus proyectos de presupuesto”,
Aldo Múñoz Armenta, catedrático de la UAEMex.

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La ‘sana distancia’ de AMLO

Desde sus primeros meses de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador anunció que tenía un distanciamiento del partido que lo llevó a la Presidencia de la República.

“Yo tengo licencia, tengo permiso en mi partido, no estoy participando en cuestiones partidistas, tengo la encomienda de representar a todos los mexicanos. Es distinto el trabajo en el partido que el trabajo en el Gobierno, son cosas diferentes. Partido es como su nombre lo indica, una parte; gobierno es todo. Yo represento a todos los mexicanos. Y como distintivo del nuevo gobierno hemos establecido el que no hay partido predilecto, preferido”, dijo en su conferencia de prensa del 1 de abril de 2019 .

Yeidckol Polevnsky, expresidenta de Morena, asegura que cuando López Obrador llegó a la Presidencia de la República, no tuvo intervención en la vida partidista.

“Siempre el presidente López Obrador fue sumamente respetuoso, siempre se mantuvo aparte. Yo no iba a Palacio Nacional, no me llamaba. La verdad es que no se involucraba en el tema del partido. Nosotros lo dijimos todo el tiempo, que tenía que haber esta distancia, y así se mantuvo”, dice.

Sin embargo, los dichos y hechos durante los últimos cinco años del presidente no dieron cuenta de ese distanciamiento. Desde su cargo de presidente opinó de la vida y conflictos de Morena, “sugirió” métodos de elección para candidatos y “premios” para los perdedores, dio “línea” a sus legisladores sobre qué y no aprobar, por lo que la oposición lo veía como el líder del partido.

En entrevista, quien fue la tercera presidenta nacional de Morena considera oportuno que para que esa distancia se respete, deben modificarse los estatutos y dejarlo por escrito.

“Hace falta una reforma real, no una reforma frívola o fría, sino una reforma que pueda afianzar los principios de Morena profundamente, para no permitir que Morena se desvíe de esos principios”, agrega.

Será el 1 de octubre, día en que Sheinbaum toma protesta como presidenta, que inicie la “sana distancia” entre partido y Gobierno y de seguir los tiempos marcados, Morena ya habrá cambiado sus estatutos y tendrá una nueva dirigenta nacional.

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