Si bien el presidente tiene grandes pendientes en la administración pública como la seguridad y la economía, ha convertido en una prioridad la sucesión presidencial. ¿La razón? Es que su movimiento político trascienda a su sexenio.
“Vamos a seguir y va a haber continuidad con cambio, eso es lo que espero, continuidad con cambio. Yo espero que continúe la transformación con otro presidente, hombre o mujer, y que sea el pueblo el que elija libremente”, dijo el 18 de mayo de este año.
“El presidente está pensando en su legado más allá de sus obras: enfrentar un proceso electoral le sea favorable, que su movimiento se consolide y al mismo tiempo deje cimentado este tipo de liderazgo que ha establecido”, explica Efrén Arellano, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Aunque ganó la presidencia, no dejó de hacer campaña. Mañaneras, programas sociales, críticas a sus adversarios, cuestionamientos al neoliberalismo, polarización, promesas han rodeado sus 43 meses de Gobierno.
"Andrés Manuel López Obrador ha estado en campaña desde que ganó... Ha apostado a programas sociales que se comenta son los que probablemente atraigan a toda esa cantidad de personas que están apoyando su gestión", considera Azucena Rojas.
Aunque el presidente ha asegurado que él no intervendrá en la selección del candidato presidencial del partido que fundó en 2014, sí ha delineado de quiénes podría salir el elegido. Primero nombró al canciller Marcelo Ebrard, a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier; a la titular de Energía, Rocío Nahle; al embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma y al representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Ramón de la Fuente.
En un segundo lance, meses después, subió a la carrera presidencial a su paisano y hoy secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pero su papel es diferente: no competir por la candidatura, sino ser los ojos y oídos del mandatario federal al interior de la contienda.
“El papel de Adán Augusto podría ser el fiel de la balanza. Se ha dado la lectura de que puede ser el Plan B o el caballo negro, pero más bien es quien está dentro de la contienda para mirar desde dentro quién es la mejor opción. Es el mejor confidente del presidente y quien podría convertirse en el gran elector porque es el oído y ojos de presidente en esa contienda”, dice Roberto Alonso Muñoz, analista político y académico de la Universidad Iberoamericana campus Puebla.