En México, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) reportó que durante mayo se recibieron 9,113 solicitudes de asilo, con lo que en el año suman 48,981, la cifra más alta en cinco meses desde 2013 cuando se lleva el registro.
En el foro “Reflexiones sobre las Migraciones Contemporáneas”, el titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, informó que hay 116,000 personas que esperan respuesta a su solicitud de asilo a Estados Unidos.
Desde México, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como el canciller Marcelo Ebrard han alertado que migrar es peligroso pues en su trayecto hacia Estados Unidos miles de migrantes son víctimas de traficantes de personas e incluso del crimen organizado.
José Manuel Murillo Valencia, del Instituto Friedrich Naumann Stiftung, advierte que debido a que los migrantes utilizan rutas cada vez más peligrosas, que los hace más vulnerables y los convierte en víctimas potenciales de robos, extorsiones, secuestros, y del crimen organizado.
“Los crímenes contra migrantes suelen quedar impunes: tan solo el 1% de los delitos cometidos contra migrantes termina en una sentencia”, sostiene.
De acuerdo con el Atlas de la migración en los países del norte de Centroamérica, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hasta un 57% de los migrantes en tránsito por México contrata un “coyote” para cruzar hacia los Estados Unidos.
Para enfrentar el repunte de migración, los gobiernos de México y Estados Unidos han sostenido diversas conversaciones y algunas de las cuales han concluido en acuerdos, entre ellos: