Durante 25 años en México operó una unidad antinarcóticos que trabajaba de la mano con la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) en el combate al crimen organizado y que contribuyó a la detención del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán. Sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador la disolvió bajo el argumento de que estaba infiltrada por el crimen organizado.
El grupo antinarcóticos era una de las unidades de investigaciones especiales que operan en unos 15 países. Estas unidades son entrenadas por elementos de la DEA pero su control está a cargo de gobiernos de los países donde operan.