Desde febrero de 2019, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos buscó la comercializar 72 aeronaves, entre ellas el avión presidencial y 38 de la Fiscalía General de la República, sin embargo, no ha encontrado comprador.
“Se incorporaron aeronaves determinadas como bienes no útiles para la FGR al Programa Anual de Disposición Final de los Bienes Muebles, con el propósito de llevar a cabo su disposición final a través del procedimiento de enajenación a título oneroso, de las cuales no se logró la adjudicación de ninguna de ellas”, informó la FGR a Expansión Política.
Estas aeronaves fueron puestas en venta debido a que el presidente López Obrador determinó que en su administración no se utilizarían, ello como parte de su política de austeridad.
Para el profesor de El Colegio de México y experto en administración pública, Fernando Morales, el discurso de austeridad le reditúa políticamente al presidente López Obrador, por lo que lo de menos es si se logran vender las aeronaves.
“La austeridad también cumple una función simbólica y discursiva. Al presidente le sale muy redituable políticamente decir que se van a vender las aeronaves, que se va a rifar el avión presidencial y que se van a acabar los lujos”, explica en entrevista.