El mandatario federal reconoció que en 12 meses se han logrado cambios importantes, sin embargo, comentó que aún este gobierno está en proceso de transición porque dijo que lo viejo todavía no acaba de morir y lo nuevo no termina por nacer.
“No estamos simulando, está en marcha una nueva forma de hacer política, ya no es más de lo mismo, ahora nos regimos por la honestidad, la democracia y el humanismo”,
Andrés Manuel López Obrador, presiente de México.
Ante una baja en su aprobación ciudadana, respecto al porcentaje de 80% con el que asumió la presidencia, el presidente pidió el apoyo de los mexicanos para seguir en la consolidación de su proyecto.
“Durante mi larga vida pública y, sobre todo, en los momentos más difíciles siempre he tenido un ángel de la guarda que se llama pueblo. Ustedes siempre me han apoyado y me han sacado a flote. Al pueblo le debo todo lo que soy, por eso lo seguiré escuchando y sirviendo, y nunca jamás lo traicionaré”, indicó.
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Culpa de violencia a Calderón
Al abordar el rubro en el que no ha conseguido los resultados deseados: la seguridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador aprovechó para criticar lo hecho por sus antecesores, e incluso referir que, gracias a ello, recibió un país con una crisis de seguridad y violaciones a derechos humanos.
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Mencionó que, aunque algunos padecen amnesia, fue en el gobierno de Felipe Calderón donde se inició la guerra contra el crimen organizado, pues en el 2 de enero de 2007, "con la finalidad de legitimarse después del fraude electoral", ordenó la salida de las fuerzas armadas a las calles.
"Es obvio que esta absurda y desquiciada estrategia no se repetirá y que nunca más se pondrá en riesgo de manera irresponsable ni la vida ni el prestigio de los integrantes de las Fuerzas Armadas y, mucho menos, se les utilizará para cometer excesos y ejecutar órdenes ilegales e inhumanas”.
Dijo que su gobierno emprendió un cambio de estrategia que quedó demostrado el pasado 17 de octubre cuando se frenó un operativo para cumplimentar una orden de extradición contra Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, porque de no hacerlo estaban en riesgo la vida de decenas de civiles.
“Podrán decir nuestros adversarios que demostramos debilidad, pero nada vale más que la vida de las personas”, recalcó.