A seis meses de gobierno, AMLO enfrenta 'brotes' de descontento ciudadano

¿Cómo va la percepción de los mexicanos?

Recientes encuestas muestran una caída en la aprobación del Ejecutivo a seis meses del inicio de su administración. La consultora Mitofsky comenzó a medir el nivel de aprobación del mandatario en el que actualmente se encuentra en un 60%, cuando en marzo pasado —que cumplió 100 días de gobierno, estaba en un 60.7% de aprobación– mientras que antes que asumiera el poder rondaba el 80%.

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Roy Campos, presidente de la consultora, consideró que son dos los factores para entender esta caída: "la evidencia diaria de inseguridad que los medios de comunicación nos están informando” y “la permanente polarización que está haciendo López Obrador”, aunque no considera que las cifras muestren un dato bajo sino que “simplemente no está en su mejor momento”.

Hay que ver la concurrencia de la manifestación en su contra en la Ciudad de México y en otros estados realizada el 5 de mayo. Según estimaciones del gobierno de la CDMX, a la marcha asistieron 10,000 personas.

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Los resultado de los ejercicio realizados por De las Heras Demotecnia coinciden en una baja de aprobación.

“Me parece que si cayó o no cayó no es lo importante de estos seis meses, lo importante es que existe una percepción de vulnerabilidad. (...) Con el bono democrático que llegó y con todos los gobernadores teniéndole miedo a los 30 millones de votos que sacó y con lo que era López Obrador, de repente se le ve y ya no es Iron Man, resulta que sí pueda bajar en la aprobación”, comentó Rodrigo Galván, director de De las Heras Demotecnia.

Descontento

La falta de resultados en seguridad que ha colocado a su gobierno como el de peor arranque en la materia — por tener cuatrimestre más violento en la historia del país, con 11 mil 372 víctimas de homicidio doloso—, los miles de despidos de trabajadores de la administración pública, el desabasto de combustible, o la falta de recursos en los hospitales públicos, son algunas de las situaciones que han provocado descontento en algunos sectores de la sociedad.

A estos momentos se la agregan, la cancelación del Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, la desaparición de Estancia Infantiles, la falta de licitaciones en los proyectos, e incluso la confrontación diaria con la prensa.

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Uno de los aficionados presentes en aquél partido de beisbol —el deporte favorito del mandatario— reconoce que sintió satisfacción al dirigir su descontento contra una persona a la que el pasado 1 de julio le había dado su voto y confianza. Él ha sido uno de los afectados por las medidas de austeridad de la nueva administración.

“(El presidente) ha tomado decisiones sin tener un amplio conocimiento de la situación, generaliza con base al desempeño de unos cuantos y en lugar de atacar a los responsables directos de la corrupción ataca a las bases de las instituciones, los cuales no tienen acceso a los niveles de corrupción a los que se refiere lo que se ve reflejado en despidos y recorte de prestaciones”, dice Manuel L., quien trabaja en una de las dependencias de gobierno.

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El Ejecutivo federal argumentó, como en otras ocasiones, que la mayoría de la gente está a favor de un cambio y desdeñó los reclamos de los ciudadanos.

¿Qué está pasando?

El académico del Tecnológico de Monterrey, Gustavo López, comentó que mientras continúe el clima de incertidumbre y confrontación, y ante la ausencia de una oposición partidaria, habrá grupos que se movilicen y que eso es posible que se incremente en medida que se sigan tocando intereses y se acerquen las elecciones.

“Es posible que esto vaya en ascenso en la medida que se empiecen a tocar intereses, como ha pasado con las pensiones o las estancias, se vayan tocando más intereses, va ir habiendo más grupos que salgan a la calle y esto se va a ir haciendo más evidente en la medida que se acerquen elecciones del año entrante”, afirmó.

Por su parte, el politólogo Nicolás Loza señaló que mientras que haya oposiciones que defiendan el viejo orden sin criticarlo no van a tener éxito y van a continuar este tipo de protestas.

“Esta gente va a seguir, tiene sus razones, algunas buenas, algunas de autointerés inmediato, tienen un discurso que me parece conservador y anacrónico, pero sí es posible (…) vaya surgiendo tanto en los partidos como fuera una oposición más inteligente (…) que critique a López Obrador ya sea en sus desatinos o en la dirección que le da al país con la que no están de acuerdo sin ser simplemente una personera, representante del viejo orden, sino que logre promover una idea de sociedad menos desigual, menos elitista, menos racista, menos clasista”, afirmó.

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Por su parte, todavía hay un grupo de mexicanos que apuesta que las cosas mejorarán con el nuevo gobierno y que está dispuesta a mantener su voto de confianza a López Obrador. “Es muy pronto para exigirle resultados al presidente, apenas llevas seis meses y sí le dejaron un tiradero y mucha corrupción”, dice Vanessa Fuentes, una maestra pensionada que ha votado por el morenista desde 2006 y que no se siente decepcionada con la actual administración, pese a que no está de acuerdo con algunas medidas.

Con información de Yared de la Rosa