CIUDAD DE MÉXICO (Expansión Política).- Para las 20:30 horas del pasado 1 de julio, Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y MC), y José Antonio Meade, de Todos por México (PRI, PVEM y Nueva Alianza), ya habían reconocido su derrota en las urnas frente a Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES). Ambos felicitaron a quien se convirtió en el presidente con el mayor número de votos en la historia reciente y también le desearon suerte.
Hasta ese momento, ninguno conocía el impacto real que tendrían los resultados de esa elección: la oposición quedaría desdibujada y débil ante Morena, el partido que arrasó no solo con la presidencia, sino también con cinco de los nueve estados en disputa y con la primera fuerza en 19 de 27 congresos locales que se renovaron.
Ante eso, los partidos opositores luchan por ser un contrapeso frente a Morena, al que acusan de no saber escuchar ni construir y de minimizar a la oposición.