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Saqueo de huevos y tráfico ilegal ponen en riesgo a tortugas marinas en México

El saqueo de huevos de tortuga es una amenaza recurrente en playas de estados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Nayarit y Jalisco.
dom 14 diciembre 2025 12:00 AM
De los nidos al mercado negro: el saqueo de huevos amenaza a las tortugas marinas en México
Las tortugas marinas son un enlace fundamental con los ecosistemas marinos. (Foto: Arturo Pérez Alfonso/ Curtoscuro )

Las playas mexicanas que deberían funcionar como refugio natural para desove y nacimiento de tortugas marinas se han convertido, en numerosos puntos del país, en escenarios recurrentes de saqueo y tráfico ilegal. Estas prácticas persisten pese a décadas de prohibiciones, campañas gubernamentales y el trabajo continuo de decenas de campamentos tortugueros comunitarios.

Durante la actual temporada de arribos de tortugas marinas, autoridades federales y estatales documentaron decomisos que evidencian la magnitud del problema.

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En uno de los casos más recientes, en Morro Ayuta, Oaxaca —uno de los principales sitios de anidación de tortuga golfina en el mundo—, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y de la Marina localizaron cerca de 5,400 huevos extraídos de nidos recientes y abandonados en costales tras la huida de los saqueadores.

Aunque los huevos fueron reenterrados, especialistas advierten que la probabilidad de éxito de nacimiento es mínima.

Lizbeth Victoria Cob Hernández, directora de Áak Kuxtal, organización dedicada a la protección de tortugas marinas en Yucatán, explicó en entrevista que los huevos recién puestos son muy delicados. “Después de dos horas ya no deberían moverse porque se desprende el saco vitelino, y aunque los entierren de nuevo, ya no logran formarse bien las tortugas”, advirtió.

Además del tráfico de huevos, el tráfico de ejemplares vivos continúa siendo otro frente activo en México. A principios de noviembre, por ejemplo, en el Metro de la Ciudad de México, estación Chabacano, un hombre fue detenido con 360 huevos de tortuga marina ocultos en una mochila.

El 12 de noviembre, autoridades federales detectaron en el Estado de México un cargamento de 774 tortugas casquito y japonesas vivas (especies no marinas pero que también están bajo protección) ocultas en cajas rotuladas como “cosméticos”, envueltas en calcetas y destinadas a Tijuana.

Aunque estos episodios parecen excepcionales, ocurren cada temporada. De acuerdo con reportes de la Secretaría de Marina, en 2024 se aseguraron más de 28.5 millones de huevos de tortuga en distintos estados del país.

Hasta el 31 de octubre de este año, las autoridades recuperaron 661 nidos, correspondientes a 60,889 huevos rescatados, y lograron la liberación de 23,197 crías de tortugas golfinas y tortuga verde, al menos en el estado de Nayarit.

Si bien las cifras varían año con año, muestran que el saqueo continúa siendo una amenaza recurrente en estados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Nayarit y Jalisco.

Organizaciones como Pronatura, Grupo Tortuguero de las Californias y la Red para la Conservación de las Tortugas Marinas en México coinciden en que los principales destinos del tráfico ilegal siguen siendo el consumo local de huevos, los mercados clandestinos y la venta de ejemplares vivos para mascotas exóticas o prácticas culturales prohibidas.

Diversos estudios y especialistas han señalado que las tortugas marinas se encuentran en un estado de vulnerabilidad, al ser perseguidas por sus huevos, carne y caparazones, utilizados en el comercio ilegal para consumo, remedios y artesanías como peines o joyas, y su lenta maduración y los requerimientos específicos para su reproducción las hacen especialmente susceptibles a sufrir disminuciones poblacionales “graves”.

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A México llegan seis de las siete especies de tortugas marinas del mundo, todas catalogadas en alguna categoría de riesgo y protegidas por la NOM-059-SEMARNAT-2010, por lo que su captura, posesión y comercio están prohibidos y pueden derivar en sanciones penales.

A estas situaciones que alarman a ambientalistas, se suma la devastación de los hábitats costeros, el crecimiento acelerado del turismo, la contaminación y la pesca incidental, haciendo de su conservación una carrera contrarreloj, pues cada nido saqueado y cada ejemplar capturado representan un golpe directo a especies que necesitan décadas para alcanzar la madurez reproductiva.

Campamentos tortugueros, entre avances y riesgos persistentes

Pese al panorama adverso, varios campamentos y organizaciones comunitarias han reportado resultados alentadores en 2025.

En Yucatán, la bióloga Cob Hernández informó que su campamento registró aproximadamente 150 nidos de tortuga carey solo en playas de Sisal.

“Fue una buena temporada… la mayoría de nidos fueron de tortuga carey. También aumentó mucho el interés de voluntarios y tuvimos talleres de educación ambiental con infancias y jóvenes”, explicó.

Pese al aumento en la arribo de tortugas, la bióloga advirtió que los retos persisten. Además del saqueo, identificó tres amenazas crecientes en dicha región: la erosión de la costa, la contaminación lumínica —que provoca que las crías se desorienten hacia las calles en vez de hacia el mar— y la expansión turística.

“Hemos encontrado crías atrapadas en vasos de plástico o bolsas… no logran llegar al mar”, lamentó.

En Quintana Roo, donde la presión turística es aún más fuerte, la Fundación Eco-Bahía cumplió 25 años de monitoreo en Playa Aventuras DIF, a donde arriban principalmente tortugas caguama y tortugas blanca.

El director de dicha fundación, Luis Verdín, coincidió en que este ha sido un año positivo en número de nidos, pero advirtió que la conservación de estas especies depende del equilibrio con la actividad turística. “El turismo mal llevado puede perjudicar… El desafío es lograr que se empate bien el turismo con las anidaciones”, señaló.

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Explicó que la coordinación con hoteles es clave. “Apagar luces, retirar mobiliario de playa y concientizar a los huéspedes ayuda a que la playa siga siendo un sitio importante para la especie”, dijo.

De acuerdo con Verdín, en Playa Aventuras DIF —la zona con mayor anidación de tortuga caguama en México—, la temporada 2025 registró 1,678 nidos: 474 de tortuga caguama y 1,204 de tortuga blanca/verde. Además, se liberaron 142,947 crías, con un notable 96% de éxito en los avistamientos.

Aunque en esa región el saqueo ha disminuido, Verdín reconoció que en otros puntos del país sigue siendo una fuente de ingresos clandestina. “México sigue teniendo este problema… mucha gente lo utiliza como una fuente de ingreso y sigue siendo un tráfico que afecta”, afirmó.

En Puerto Vallarta, Jalisco, el biólogo Alejandro Sánchez, conocido en redes sociales como “El Profe Tortuga”, confirmó que el saqueo no ha desaparecido, al menos en esa región.

“En Boca Negra y Boca de Tomates nos roban tortugas, las matan, y hay mucha depredación por perros”, explicó. En contraste, señaló que en la zona hotelera el robo de nidos es casi imposible por la vigilancia constante del personal.

Sánchez recordó que el consumo de huevos y carne tiene raíces históricas que sobreviven incluso a la legislación ambiental. “Aunque la ley dice nueve años de cárcel por consumir huevos de tortuga, todavía llegan y me dicen: ‘Biólogo, véndeme dos huevitos… los necesito’”, relató.

Ante ello, insistió, la creencia de que son afrodisíacos "es completamente falsa”. “No tiene nada de afrodisíaco; al contrario, tiene más colesterol que un huevo de gallina”, dijo.

A pesar de ello, coincidió en que 2025 también fue una buena temporada: “Este año contabilizamos alrededor de 2,000 nidos… fue muy buena anidación”.

Una protección que aún no alcanza

En 2025, Semarnat lanzó la campaña “¡Qué huevos!” para frenar y concientizar sobre el consumo y tráfico ilegal de huevos de tortuga, recordando que “son vida silvestre, no alimento”.

Además, desde 2022 se declararon 17 playas como santuarios de tortugas marinas y en 2024 se sumaron Cahuitán y Barra de la Cruz–Playa Grande, dos sitios prioritarios que carecían de protección oficial.

Si bien estas playas ya son reconocidas como santuarios de las tortugas marinas y autoridades han reforzado la vigilancia en estas zonas, los recursos para cuidar estas áreas naturales protegidas son insuficientes.

Apenas unas semanas atrás, ambientalistas dieron una batalla para ampliar el presupuesto destinado a la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), el cual, pese a una reasignación de 500 millones de pesos, tuvo un recorte al pasar de 70,245 millones de pesos en 2025 a 45,564 millones de pesos para 2026.

Mientras tanto, el prepuesto de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) quedó en 1,502 millones de pesos, lo que representó 500 millones de pesos más reasignados de los que se habían proyectado. Sin embargo, el dinero es insuficiente.

Aún con estas modificaciones presupuestales, las medidas resultan insuficientes. “Solo una de cada 10,000 crías de tortuga carey llega a la edad adulta”, dijo la bióloga Cov Hernández.

Luis Verdín, de Fundación Eco-Bahía, advirtió que los resultados reales de los esfuerzos que se hacen ahora se medirán a largo plazo. “Las tortugas pueden tardar 14 años en regresar a la playa donde nacieron. Lo que liberamos hoy se verá reflejado hasta dentro de más de una década”, explicó.

En tanto, el biólogo Alejandro Sánchez insistió en que la educación ambiental es la única vía sostenible para frenar estas prácticas. “Si no entendemos que todo se respeta y que son nuestros recursos, vamos a seguir perdiendo tortugas”, dijo.

Mientras el saqueo y el tráfico ilegal sigan activos, la supervivencia de estas especies emblemáticas continuará dependiendo de la vigilancia comunitaria, la coordinación institucional y la decisión social de dejar de consumir un recurso cuya extracción, además de ilegal, implica la muerte silenciosa de un ecosistema entero.

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