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Basura de SpaceX en Tamaulipas amenaza el ambiente y a la tortuga lora

Fragmentos del cohete Starship cayeron en el Golfo de México y playas de Tamaulipas; ambientalistas alertan que generan contaminación y daños a especies marinas.
vie 24 octubre 2025 07:00 AM
La basura espacial de SpaceX en Tamaulipas amenaza ocho años de esfuerzo por salvar a la tortuga lora
La basura espacial dejó de ser un fenómeno distante. Desde hace unos meses, México enfrenta de manera directa esta amenaza global, luego de que fragmentos del cohete Starship, de la empresa SpaceX, han caído en playas del Golfo de México (Fotos: Facebook/ Conibio Global A.C.)

El hallazgo de fragmentos metálicos y restos de cohetes en playas de Tamaulipas encendió las alarmas entre ambientalistas y autoridades, pues los desechos de los lanzamientos de SpaceX ya afectan los ecosistemas marinos y a las especies en peligro de extinción.

Desde hace años, el Golfo de México es un santuario natural para la tortuga lora (Lepidochelys kempii), una de las especies más amenazadas del planeta y símbolo de la conservación en las costas de Tamaulipas. Sin embargo, en los últimos meses el refugio se convirtió en un escenario de contaminación y alarma ambiental.

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El veterinario Jesús Elías Ibarra Rodríguez, presidente de la organización Conservación e Investigación de la Biodiversidad (Conibio Global), y su equipo de voluntarios encontraron en las playas de Matamoros y Playa Bagdad fragmentos metálicos retorcidos, tanques cilíndricos, placas de fibra de vidrio y piezas de aluminio con etiquetas que decían “SpaceX”.

“Desde noviembre de 2024, SpaceX ha realizado pruebas con su cohete más grande del planeta y en cuatro ocasiones los propulsores han explotado al caer en el Golfo de México”, afirmó Ibarra en entrevista con Expansión Política.

“Tenemos registros de dos cohetes explotados en Playa Bagdad, en territorio mexicano; uno más en la costa de Texas y otro en aguas internacionales”, agregó.

De acuerdo con el ambientalista, los restos contaminan más de 40 kilómetros de playa. A este tipo de residuos se les conoce como ‘microbasura espacial.

“Se fragmentan en millones de partículas; algunas son tan pequeñas como un centímetro cúbico y son ingeridas por aves, peces y crustáceos. Es lo que más nos alarma”.
Jesús Elías Ibarra, presidente Conibio Global.

El equipo de Conibio lleva más de una década colaborando en el Plan Binacional de Recuperación de la Tortuga Lora, un esfuerzo conjunto entre México y Estados Unidos para rescatar a esta especie al borde de la extinción. Pero desde finales de 2024, comenzaron a notar los efectos de los lanzamientos de prueba del cohete Starship, realizados desde la base de SpaceX en Brownsville, Texas, a escasos kilómetros de la frontera mexicana.

“En cuatro ocasiones los propulsores –los boosters– se dirigen nuevamente al Golfo de México (...) y esas caídas han ocurrido tanto en aguas internacionales como sobre territorio mexicano”, agregó Ibarra.

Los impactos no se limitan a la contaminación. Tras varios lanzamientos, voluntarios reportaron varamientos de delfines, peces muertos y nidos de tortuga lora que no lograron eclosionar.

El 13 de octubre, después del más reciente lanzamiento, también se reportaron varamientos de delfines, sábalos y curvinas en las costas de Tamaulipas. “Uno de los delfines murió y todo indica que pudo ser por la explosión sónica del cohete”, relató.

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La respuesta institucional

Starbase, la base espacial de Elon Musk, CEO de SpaceX, Tesla y X, está situada en el extremo sur de Texas y es el cuartel general de los lanzamientos del cohete Starship, un gigante de 123 metros de altura, el más grande y poderoso jamás construido. La nave forma parte de los planes de SpaceX para realizar vuelos interplanetarios y, eventualmente, colonizar Marte.

El 27 de mayo de 2025, el noveno lanzamiento del Starship terminó con la explosión del propulsor de 200 toneladas que cayó en el mar. Según Conibio, millones de fragmentos metálicos llegaron días después a Playa Bagdad, cubriendo la arena con desechos.

Poco después, el 1 de junio, otro cohete explotó y esparció nuevos residuos. Ibarra advirtió entonces: “Los ocho años de esfuerzo por salvar a la tortuga lora están en riesgo debido a la basura espacial que afecta no sólo a esta especie, sino también a las familias pescadoras y a las embarcaciones que podrían colisionar con los tanques dispersos en el mar”.

En julio pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó la existencia de daños ambientales ocasionados por restos del Starship 36 de SpaceX en las costas tamaulipecas.

El secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, informó que se analizaban sanciones en contra de una plataforma en el Golfo contratada por SpaceX que presuntamente operaba sin permisos.

“Es una plataforma que contrató SpaceX para recuperar los restos. Tuvo internación en el país, no cumplió con los requisitos para trabajar y se retiró”, declaró.

Días después, el 25 de junio, Sheinbaum adelantó que su gobierno revisaba los impactos en seguridad y ambientales que representa el lanzamiento de estos cohetes, además de evaluar las posibles violaciones al derecho internacional. “Estamos por reunirnos con el gabinete... porque en efecto sí hay contaminación”, afirmó.

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La lucha ambiental contra SpaceX

Pese a las advertencias, los lanzamientos de SpaceX continúan y con ello los daños ambientales. En agosto, los ambientalistas de Conibio realizaron la “Operación Golfo de México”, una protesta marítima en aguas mexicanas durante un nuevo intento de prueba del Starship.

El lanzamiento fue aplazado por mal clima, pero los activistas denunciaron hostigamiento. “Helicópteros estadounidenses descendieron a 20 metros de nuestras lanchas para intentar volcarlas mientras protestábamos. Aun así, seguimos con esta lucha incansable por defender el Golfo y la soberanía nacional”, denunció Ibarra.

Durante el vuelo 11 del Starship, realizado en octubre, el propulsor cayó en aguas internacionales, pero los efectos no tardaron en sentirse: fragmentos metálicos y especies muertas comenzaron a aparecer de nuevo en playas mexicanas.

Especialistas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y de la Profepa tomaron muestras biológicas para determinar el origen y los efectos de los materiales.

“Hemos perdido aproximadamente siete nidos porque la vibración compactó la arena y las crías no lograron emerger. Es una especie en peligro de extinción y esto nos preocupa profundamente”, reiteró el veterinario.

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Mientras continúan las investigaciones, el equipo de Conibio y científicos de la UAT preparan también una expedición submarina hacia un propulsor de unos 60 metros de largo que está hundido a 15 metros de profundidad frente a Playa Bagdad.

“Vamos a sumergirnos con drones y sonares. Queremos saber cómo impactó el fondo marino, si está generando contaminación y cómo se está adaptando la fauna”, explicó Ibarra. “Será la mayor evidencia que el gobierno mexicano tendrá para exigir a SpaceX la reparación de los daños ocasionados en nuestro país”, afirmó.

Si bien el ambientalista reconoció que existe coordinación con Profepa, cuyos inspectores acuden a los lanzamientos para medir vibraciones y recolectar muestras, pidió un mayor involucramiento de las autoridades federales para hacer valer lo que establece el Tratado del Espacio Ultraterrestre (1967), el cual indica que los Estados son responsables internacionales por las actividades de sus empresas espaciales, incluso, si los daños ocurren fuera de su territorio.

“Ellos dos, tanto la Secretaría de Relaciones Exteriores como la Semarnat, son los únicos que tienen un contacto directo con SpaceX. Ellos pueden llevar toda esta evidencia y exigir la reparación de los daños”.

Mientras tanto, los voluntarios de Conibio recogen aún fragmentos metálicos en las playas de Tamaulipas, en una lucha que busca proteger a la tortuga lora y el equilibrio ecológico del Golfo de México, hoy convertido en un nuevo basurero orbital del planeta.

Alberto Granados, alcalde de Matamoros, aseguró este martes que directivos de la compañía propiedad de Elon Musk se comprometieron a enviar una cuadrilla técnica para limpiar y recuperar los desechos espaciales en la zona norte de Playa Bagdad.

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