Un movimiento apartidista, pero no apolítico
El movimiento de la Generación Z no es apolítico, pero para tomar fuerza debe mantenerse como apartidista.
Telésforo Nava explica que no puede ser apolítico porque el ser humano es un ser político y lo que están haciendo los jóvenes al manifestarse es política.
“El ser humano, el hombre es un animal político siempre hacemos política sin darnos cuenta. Fue una reacción política el haber convocado a la marcha”, dice.
Sin embargo, considera que lo importante es cuidar que ningún partido se apropie de este movimiento. “Los jóvenes ya se han deslindado como movimiento de cualquier organización política. El PAN estaría feliz que lo voltearán a ver los del movimiento. Este movimiento tiene carácter, entre más los ataquen, más van a crecer”, plantea.
Jacques Coste, analista político y columnista de Expansión Política, sostiene que al gobierno le incomodó la manifestación de los jóvenes porque a diferencia de la Marea Rosa, conglomeró a jóvenes de diferentes clases sociales.
“Al contrario de la Marea Rosa, que fue una movilización de clases medias altas y élites centradas en una causa más o menos abstracta y sin tracción electoral —“defender la democracia”—, las manifestaciones del sábado mostraron un carácter más interclasista, juntaron a diversos sectores inconformes con distintas deudas del gobierno federal y estos temas sí podrían tener potencial electoral”, afirmó en su columna ¿Por qué las marchas del sábado incomodaron tanto a Morena?
El reto de la generación Z: un liderazgo
Además de no permitir vínculos partidistas que deslegitimen a la Generación Z, los expertos consideran que uno de los retos que enfrenta es tener un liderazgo fuerte.
“Debe ser un liderazgo fuerte, debe de mantenerse en sus posiciones frente a los reclamos que está haciendo el gobierno y tratar de irles dando más coherencia y fortaleza a las respuestas”, considera Telésforo Nava.
Aunque la manifestación causó molestia al gobierno, el analista Coste afirma que no puede ser considerado como un parteaguas para su gestión.
“Por un lado, la presidenta conserva altas cifras de aprobación y Morena cuenta con amplia tracción social; por otro lado, una golondrina no hace verano: para que una movilización influya en el rumbo político nacional debe ser sostenida”, agrega.
Aldo Muñoz Armenta sostiene que si el movimiento no tiene un liderazgo y legitimación, sus planteamientos serán minimizados, y muestra de ello es que desde el poder se ha insistido en poner en duda la espontaneidad de las movilizaciones.
"El gobierno le puso mucho énfasis a querer desacreditar el movimiento. Es parte de su estrategia hacer notar que son oposición, hacer notar que tienen marca partidista, lo cual significa que sus denuncias, que sus demandas no es la sociedad civil quejándose y que en realidad el pueblo está del lado del gobierno", agrega.