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Ante retos en salud mental de jóvenes, solo 1% de las escuelas tiene psicólogos

De las 86,800 primarias públicas en México, solo 693 reportaron contar con especialistas en psicología. Lo mismo que 1,064 secundarias de un total de 35,800, de acuerdo con la SEP.
mar 07 octubre 2025 11:59 PM
México no tiene psicólogos en sus escuelas a pesar de que más estudiantes tienen depresión y ansiedad
A pesar de distintos hechos de violencias al interior de los planteles, los servicios de salud mental escasean en los colegios. (Foto: Mario Jasso/Cuartoscuro)

Aunque la violencia alcanzó a las escuelas y los alumnos cada vez padecen más depresión y ansiedad, en México no hay avances sustanciales para atender la salud mental desde los planteles.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), hasta 2024 solo 1.4% de las primarias y secundarias públicas contaban con psicólogos y apenas 314 docentes de 134 bachilleratos tenían formación en psicología.

Lo anterior, a pesar de que expertos señalan que la mitad de las problemáticas mentales en las y los jóvenes inician antes de los 15 años.

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La oferta es insuficiente para el grave problema de violencia que atraviesa el país y que hace años se cuela hasta las aulas en sus diferentes formas: abuso sexual, acoso, incremento del bullying o golpizas a maestros y alumnos.

Casos de violencia en escuelas

El impacto más adverso de esta crisis se hizo patente el pasado 22 de septiembre, cuando al interior del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur, un estudiante asesinó a otro alumno de 16 años.

La tragedia recordó la necesidad de atender la salud mental también en las escuelas y puso el tema de nuevo en la agenda pública. Anteriormente, se hizo lo mismo con otros lamentables casos, pero al final no se implementaron cambios contundentes.

Los datos de la SEP sobre las escuelas con psicólogos, por ejemplo, se mantuvieron casi invariables desde 2017, año en que un alumno de 16 años disparó contra su profesora y compañeros en el Colegio Americano del Noreste, en Monterrey, Nuevo León.

Esta carencia persistió a pesar de una segunda agresión. También en esta ciudad norteña, cuatro meses después de aquel tiroteo, un estudiante apuñaló a otro alumno afuera del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep).

En 2023, una estudiante de secundaria golpeó con una piedra la cabeza de una de sus compañeras mientras un grupo de alumnos filmaba. La adolescente de 14 años murió tras la agresión en Teotihuacán, Estado de México.

“La tragedia del CCH Sur no es un hecho aislado, sino una herida social que pone en evidencia la falta de políticas integrales de prevención y atención en salud mental dirigidas a niñas, niños y adolescentes en México”, explica Tania Ramírez, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

“Nos recuerda que detrás de cada expresión de violencia hay carencias estructurales, como la ausencia de servicios de salud mental accesibles y oportunos”, agrega.

Servicios de psicología en planteles

Después de esos casos, se habló de incluir más psicólogos en las escuelas. Pero, hasta 2024, únicamente 693 primarias públicas, de las 86,800 a nivel nacional, reportaron contar con un especialista en psicología. Lo mismo que 1,064 secundarias de un total de 35,800 registradas en el ciclo escolar 2022-2023.

Prácticamente todos estos planteles cuentan con un psicólogo en sus plantillas, salvo algunas excepciones. Por ejemplo, en seis primarias había hasta tres especialistas y en una secundaria del Estado de México, siete.

“En México, las escuelas secundarias y preparatorias carecen de psicólogos y especialistas suficientes para atender a miles de adolescentes que viven ansiedad, depresión, exclusión y violencia cotidiana”, señala Ramírez.

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Las respuestas gubernamentales se han centrado, sobre todo, en poner en marcha líneas telefónicas de ayuda emocional de urgencia. Varias instituciones académicas también cuentan con estos servicios.

Son importantes para ampliar la atención, sobre todo ante el déficit de especialistas: hay alrededor de 4,500 psiquiatras para 130 millones de habitantes. Pero se requieren al menos 7,500 para alcanzar la recomendación mínima de la OMS de tener uno por cada 12,000 habitantes.

Una generación triste

La falta de servicios de salud mental en las escuelas se vuelve más grave en el momento actual. La experta de REDIM indica que las infancias y adolescencias sufren los efectos del aislamiento por la pandemia de covid, la normalización de los discursos de odio en redes sociales y un contexto global de violencias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental, pero 85% no recibe tratamiento.

Al interior del país, 6.2% de niñas, niños y adolescentes entrevistados para la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) 2023 declararon sentirse deprimidos un número considerable de veces o todo el tiempo y 8% dijo sentirse triste con esas mismas frecuencias. 9.9% dijo que rara vez o nunca disfrutaba la vida.

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Estudiantes del CCH Sur demandaron servicios de salud mental y seguridad escolar. (Foto: Cuartoscuro)

Es en la adolescencia donde se han incrementado más los casos de suicidio, una preocupación para los especialistas, como Mauricio Campos, presidente de la Red Mundial de Suicidólogos. Explica que la soledad es uno de los principales detonantes del sufrimiento emocional en adolescentes. A pesar de estar mucho más conectados, sostiene, se sienten solos.

“Los jóvenes usan redes sociales para ser aceptados, mostrarse como son, evitar la soledad y hacer amigos. Sin embargo, en Internet y redes sociales se pueden amplificar los pensamientos suicidas y los riesgos asociados”, advierte.

La soledad es uno de los motivos, asegura, por el cual usan redes sociales con mayor intensidad. Y de las causas por las que pueden ser más vulnerables ante los discursos de odio, si provienen de un grupo con el que se identifiquen o compartan los mismos problemas.

Pero los discursos de odio tienen una cara “b”: la exclusión social, la instigación a la violencia y daños personales, tanto físicos como emocionales.

El caso del CCH Sur también ha puesto en el debate la necesidad de reforzar la seguridad escolar. Algo necesario, pero no desde el punitivismo y el control extremo. Estas medidas de poco servirán si atención mental oportuna.

“No se trata solo de castigar. Se trata de prevenir para que nunca más un adolescente sienta tal abandono y soledad que decide atentar contra la vida de alguien más y contra la propia”, subraya la especialista.

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