La prevención y reconstrucción del tejido social, ¿cómo contribuyen al combate de la violencia?
Se tiene que hacer todo lo que tiene que ver con prevención, y prevención hay que empezar rápido con jóvenes que son vulnerables, no todos, sino los jóvenes que son vulnerables, y un joven vulnerable es un joven que tiene dificultad para construir un proyecto de vida, puede haber muchas razones, desde fenómenos asociados con su familia, violencia familiar, problemas en la escuela, el entorno donde están viviendo, todo eso hay que empezar a trabajarlo, identificarlos y tener equipos que sepan trabajar con jóvenes en esas circunstancias, eso no lo hago yo pasándole plata a un joven, se necesitan recursos, pero esos son sociólogos, psicólogos, personas que entiendan, maestros, maestras, algunas personas de la comunidad, la iglesia.
Además de trabajar con los jóvenes se tiene que trabajar con sus familias y con la comunidad donde viven, eso no es ‘venga, jovencito, usted solito; yo con usted voy a trabajar, lo arreglo y ciao, que ya quedo listo’. No, necesita hacer toda esa articulación, es exigente, requiere personas preparadas, pero esa mezcla simultánea y siempre haciendo énfasis, este es un proyecto del país, de lo contrario, mi convicción es que no funciona por más esfuerzos que se hagan en el nivel local, por más valiente que sea un alcalde.
Nosotros hemos mejorado sensiblemente en Colombia, pero todavía falta, todavía falta, porque además al mismo tiempo tenemos que tener en cuenta que hay un tipo de actividades criminales distintas, el crimen se diversifica. Entonces está la extorsión, que empieza a ser una actividad criminal por sí misma, por fuera del mundo del narcotráfico, entonces, cada vez es más complejo, más vale que sea rápido, sino el crimen no se va a extinguir rápidamente y necesita una acción deliberada.
¿La política cómo interviene en el asunto de la seguridad?
La política tiene que ser esperanza. Hay una política que está muy de moda, que es la de la agresión, del daño, de la confrontación, del insulto, que es de la amargura, de la rabia, del resentimiento. Con esa política no se llega lejos, lo único que se hace es destruir más el tejido social. Y yo creo que así no se avanzará nunca.
Los ciudadanos deben escoger buenos políticos. Un buen político entiende qué es la seguridad de verdad. Hay unos que están pensando en los votos, en qué obras hacen, en dónde se roban la plata, pero un buen político entiende hoy lo que significa la seguridad para el bienestar de la gente.
Medellín y Colombia pueden hablar del éxito en materia de seguridad. A más de tres décadas de sus años más violentos, la tasa de homicidios es de 13.9 por cada 100,000 habitantes.