“Alcanzar un sistema de salud como el danés, que me parece una meta muy respetable, nos tomaría cerca de 30 años, bajo el supuesto de que le vamos a dar a la salud un lugar prioritario”, subraya Octavio Gómez Dantés, experto en salud pública.
Dinamarca vs. México
El sistema de salud de los países nórdicos ha sido reconocido como uno de los mejores del mundo porque brinda los mismos servicios a toda su población, es decir, es un sistema universal. “Todos los daneses reciben los mismos servicios de salud. No hay distinción. No hay un IMSS-B y un IMSS-A”, afirma en entrevista.
En México, por el contrario, el sistema es fragmentario y se compone de subsistemas. Por ejemplo, hay una institución para los trabajadores del Estado, que es el ISSSTE; otra para los empleados formales, que es el IMSS, y ahora el IMSS-Bienestar para las personas sin seguridad social, más los servicios de salud de las Fuerzas Armadas y de Pemex.
Con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) se intentó, primero, universalizar el sistema de salud, pero no se logró. "Lamentablemente, el camino que se escogió, que fue la creación del Insabi, generó dos cosas: mantiene la fragmentación y desandó mucho de lo que habíamos avanzado", explica la investigadora Laura Flamand, coordinadora de la Red de Estudios sobre Desigualdad del Colegio de México.
La fragmentación ha impedido que los servicios de salud sean universales, ya que cada institución invierte más o menos en sus afiliados y los servicios que ofrece son de mayor o menor calidad.
Ahora el organismo IMSS-Bienestar encabeza el esfuerzo de universalizar la atención para la población sin afiliación, pero continúa diferenciando la atención. En lugar de incorporar a la población al régimen regular del IMSS y brindarle los mismos servicios, se creó un organismo para los más pobres.
“Lo cual resulta todavía más escandaloso. Recibirán servicios mucho más limitados que los que recibe la población derechohabiente”, subraya el investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Poca inversión
Otro aspecto es que Dinamarca invierte en salud mucho más de lo que gasta México. Allá destinan al sistema sanitario alrededor del 11% de su Producto Interno Bruto (PIB). En cambio, el país destinó en 2023 un presupuesto equivalente al 2.80% del PIB, según datos del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP).
La gran inversión en salud del país nórdico se relaciona, según el experto, con el nivel de impuestos que recauda. En México la recaudación fiscal es muy baja. Por ello, refiere el especialista, el exsecretario de Hacienda Carlos Urzúa llegó a declarar que la promesa es inalcanzable. “Ni ahorita, ni dentro de cinco, ni dentro de 15 años”, advierte.