Una relación incómoda
Para los analistas, es importante recordar que desde que inició su gobierno, no hay semana en que el presidente de la República no haya dejado de criticar al Poder Judicial; a los ministros los ha acusado de “corruptos”, “alcahuetes”; los llama “su alteza serenísima”, hasta de funcionarios “maiceados”. A la institución, la ha cuestionado de ser la Suprema Corte del Derecho y no de Justicia, de ser un Poder Judicial podrido.
Destaca que bajo la presidencia de Arturo Zaldívar, la relación entre el presidente y la Corte gozó de cierta calma, sin embargo, con la llegada de la ministra Norma Piña a la presidencia del Poder Judicial, intensificó los ataques.
El “quiebre” del presidente López Obrador se dio cuando el máximo Tribunal de Justicia del país declaró inconstitucional la adhesión de la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas.
“Ocho ministros de la Suprema Corte, con excepción de tres, actuaron de manera facciosa el día de ayer, y no con criterio jurídico, sino político, defendiendo las antiguas prácticas del régimen autoritario y corrupto caracterizadas por la injusticia, el contubernio y la subordinación de las autoridades a la delincuencia organizada y a la delincuencia de cuello blanco”, dijo el 19 de abril.
Días después, el presidente acusó a los ministros de intentar negociar la fecha para que la Guardia Nacional vuelva a ser administrada por la Secretaría de Seguridad Pública y reveló que dio la instrucción a su gabinete de no tomarle la llamada a nadie del edificio vecino.
“Empezaron ahí hasta mandándonos a decir que por qué no se negociaba para que entrara en vigor después. No, le dije al secretario de Gobernación y a la secretaria de Seguridad Pública: No, nada de negociación, esto tiene que ver con la dignidad, nosotros no hacemos acuerdos en lo oscurito”, dijo sobre el supuesto mensaje que envió la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña y otros ministros.
Cuando nueve ministros de 11 declararon la invalidez de la primera parte del Plan B, el presidente tronó contra el Poder Judicial y afirmó que está podrido.
Al igual que en su momento lo hizo con el Instituto Nacional Electoral, y con los autónomos, el presidente de la República ve hoy en la Corte un enemigo a su proyecto de transformación.
Los votos de 2024 determinarán qué tanto puede incidir el presidente en la configuración de la Suprema Corte. Si los ciudadanos le conceden la mayoría calificada en ambas Cámaras, entonces el Poder Judicial será tocado por el Ejecutivo y Legislativo.
"Desde 1994, que se dio la última reforma importante al Poder Judicial, se plantearon mecanismos que garantizarían autonomía o independencia del poder judicial con respecto a nosotros poderes, sino también la imposibilidad de nosotros poderes de poder,incidir en el Poder Judicial a partir de la configuración un órgano colegiado fuerte como lo es la Suprema Corte de Justicia", explica López Montiel.
Este jueves 18 de mayo podría darse un nuevo fallo adverso al presidente, cuando se analice el decreto mediante el cual declaró de interés público y seguridad nacional todos los proyectos y obras de su gobierno.