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Los niños migrantes, en medio de la violencia y el abandono de dos gobiernos

La política antimigratoria de Estados Unidos y el abandono de las autoridades mexicanas afectan a las infancias migrantes. Cada vez hay más amenazas del crimen organizado y más niños desaparecidos.
jue 30 marzo 2023 06:00 AM
A child rests outside the migrant detention center where several migrants died after a fire broke out late on Monday, in Ciudad Juarez
Un niño descansa afuera del centro de detención del Instituto Nacional de Migración, donde varios migrantes murieron luego de que se produjera un incendio el lunes por la noche, en Ciudad Juárez, México, el 29 de marzo de 2023. REUTERS José Luis González

El mes del niño está por comenzar, pero no será tan festivo para los pequeños y jóvenes migrantes que pasan por México solos, sin más compañía que la que encuentran en el camino y cada vez más expuestos a la captura del crimen organizado.

El número de niños y adolescentes no acompañados que pasan por el país rumbo a Estados Unidos se ha incrementado cada vez más, señala la fundación JUCONI (Juntos con los niños).

La organización ha hecho un esfuerzo para atender a un grupo de jóvenes con el fin de darles atención, educación y alimentación, y dotarlos de mejores herramientas para residir en México o continuar su camino, si es su voluntad.

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Pero el crimen organizado los tiene en la mira para cooptarlos y adherirlos a sus filas o bien para victimizarlos con el fin de trata de personas, explotación laboral o sexual.

“Según datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación de México, en 2022 se detectaron 18,300 niñas y niños extranjeros de países centroamericanos como Guatemala, Honduras y El Salvador que se encontraban en nuestro país, una situación que empeoró tras la pandemia, en que se multiplicó la movilidad de niños no acompañados por la acentuación de la crisis sanitaria y económica que atravesamos exponiéndose a la trata de personas, explotación sexual o trabajos forzados por el crimen organizado”, señaló JUCONI.

La mayoría de los infantes que atraviesan México hacia Estados Unidos son varones que huyen de las pandillas, la pobreza o la violencia en casa.

JUCONI, gracias a su experiencia en cuidados residenciales, fue considera por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para abrir un modelo de cuidado residencial para los jóvenes de Honduras, Nicaragua y El Salvador.

Los jóvenes y niños no acompañados, en estas caravanas migrantes, son más proclives de ser identificados por grupos delincuenciales para ser cooptados por éstos, informa en entrevista con Expansión Patricia Vázquez, directora de la fundación.

Desde el sur del país -Chiapas, principalmente- llegaron a JUCONI los casos más extremos: jóvenes que llegaban huyendo de las llamadas maras o que fueron parte de éstas. Por lo cual requerían un tratamiento terapéutico muy especial.

"Una lección que aprendimos es que no todos están en las caravanas por las mismas circunstancias": algunos quieren llegar a Estados Unidos a trabajar, otros tienen un familiar allá, algunos más están huyendo de las pandillas, otros cometieron algún delito y escaparon y otros no tienen un rumbo fijo y ni siquiera saben a dónde van a llegar o si encontrarán a alguien que los pueda ayudar en la Unión Americana.

Muchos de esos chavos salieron -hacia Estados Unidos- porque la calle era un lugar mejor que sus propias casas

Parte del convenio con la ACNUR es ayudarlos a terminar sus estudios, dotarlos de alimentación. Algunos llegaron con anemia y trastornos psiquiátricos (por desbalances bioquímicos), entre otros problemas de salud. El reto era que, durante su cuidado y crecimiento, adquirieron la mayoría de edad. Y, bajo la tutela de JUCONI, estos chicos ahora están colocados en diversos puestos laborales en Puebla.

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Familias de acogida

La iniciativa también contempló la búsqueda de familias de acogida, que han existido desde hace 30 años como una alternativa mucho mejor a los cuidados residenciales en albergues o casas-hogar. Y, aunque es una medida temporal, esta intervención puede ayudarlos a su reintegración familiar y darles paso a la vida independiente o adopción, aunque no sea con la misma familia.

Pero no todos corren la misma suerte de encontrar en el camino asociaciones como JUCONI. Algunos logran llegar hasta la frontera norte del país, donde encuentran otros retos: rutas de la droga, trata de personas con fines de explotación sexual, coyotes, traslados en condiciones inhumanas y obstáculos naturales como el desierto.

Más muertes y más niños desaparecidos con Biden y con AMLO

Un reciente informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que, desde 2014, unos 7,661 migrantes fallecieron o desaparecieron en el trayecto hacia Estados Unidos desde 2014 y 988 perecieron en accidentes o por viajar en condiciones infrahumanas.

Tan solo en la ruta que pasa por la frontera entre México y Estados Unidos, se contabilizan 3,585 migrantes muertos y desaparecidos. Los números se dispararon en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. La última tragedia se registró el 27 de marzo en Ciudad Juárez, cuando un incendio provocó la muerte de 39 migrantes en un centro del Instituto Nacional de Migración.

Entre 2014 y 2018, antes del inicio de este sexenio, desaparecieron y murieron 1,680 personas en la frontera norte. Y, entre 2019 y 2022, ya desaparecieron y murieron 1,873 personas en la ruta de la frontera de México. Es decir, en solo cuatro años se superó la cantidad de víctimas de los seis años anteriores.

El número de niños migrantes muertos y desparecidos también se incrementó en los últimos años. En 2019 se contabilizaron 16 casos, cuatro veces más que el año anterior, en 2022 el número fue de 14.

Lo importante es detenerlos

Border Kindness es una organización que se dedica a dar ayuda a los migrantes que van hacia Estados Unidos. Se creó como una reacción a las caravanas migrantes y tiene su sede en Mexicali, Baja California.

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Su labor inició dando agua y alimentos a los migrantes que se enfrentaban al hambre y la deshidratación durante su paso por la región. Ahora tienen una casa albergue y una escuela que apoya a los niños de la comunidad migrante, además de una clínica, explica Jacqueline Arellano.

Jacqueline Arellano -descendiente norteamericana de migrantes- y su esposo llevan siete años yendo al desierto, para apoyar a los migrantes que están cruzando, para prevenir su muerte.

Pero el reto es cada vez más grande. A partir del auge de las caravanas la crisis humanitaria ha ido empeorando. Las políticas antimigratorias establecidas durante la presidencia de Donald Trump también se implementan en la presidencia de Joe Biden.

“Esto no paró después de que Donald Trump dejó de ser presidente. Sobre todo, aquí en la frontera, hemos visto que los números de muertes (de migrantes) son más altos que nunca (…) nunca han ocurrido tantas muertes en los desiertos de la gente cruzando”, relató Jacqueline, decepcionada por el papel del demócrata, Joe Biden.

La única reacción del gobierno ha sido detener a la gente, tanto en México, como Estados Unidos. Este problema es doble para los niños, pues necesitan dónde vivir, apoyo de salud mental, un plan de largo plazo. “Las personas tienen el derecho humanitario de pedir asilo, es derecho internacional”, pero el gobierno “no está tratando de resolver las necesidades de las personas que están llegando”.

Los políticos tienen miedo de usar recursos de los contribuyentes para dar servicios a los migrantes, por la mala imagen que podrían generar entre sus votantes. “Esos niños están perdiéndose en el sentido. Son miles de niños que están perdidos. No se puede saber dónde están”.

Otros están en Estados Unidos, pero bajo condiciones de explotación laboral, precarias e ilegales. No tienen ni lo más básico, relata la voluntaria de Border Kindness.

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