El también académico señala que ese método funcionó, sin embargo, en el 2003, los acuerdos iniciales del 94 y 96 cambiaron, y en ese año PRI y PAN se pusieron de acuerdo y “plancharon” al PRD, lo que fue un factor de la crisis electoral del 2006.
“De tal suerte que no había nadie dentro del Consejo General del INE propuesto por el PRD que fuera vigilante del proceso electoral, ahí inició la perversión, pero siempre el partido en el poder ha propuesto a la mayoría de los consejeros”, asegura.
Por su parte, el perredista Ávila Romero comenta que la actual designación de los consejeros electorales permite mantener un equilibrio en la llamada “mesa de la herradura”, porque si bien son electos por los partidos, al final, se da un equilibrio “y no se deben a ninguno de ellos”.
Lo grave, alerta, es que ahora se busque que la ciudadanía participe en una contienda y no solo eso, sino que al ser designados por el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pasen de ser candidatos partidistas, a candidatos gobiernistas o más aún, a “narcoconsejeros”.
La intervención del crimen organizado en procesos electorales para favorecer a Morena se dio en Sinaloa y en Michoacán. Ahora que López Obrador proponga a los próximos consejeros, por supuesto que esos poderes fácticos, seguramente van a ir a favorecer a los candidatos del presidente.
“Los partidos pueden tener una estructura para impulsar candidatos y en su momento, en estados dominados por el narco que han apoyado las propuestas de Morena para ser gobernadores, por supuesto que no tengo la menor duda que los poderes fácticos van apoyar esas propuestas de López Obrador para ser consejeros o narcoconsejeros”, dice.