Destacan el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, quien quedó como presidente del Consejo Nacional; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien además es aspirante a la candidatura presidencial; el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, y el director del ISSSTE, Pedro Zenteno, quienes sumarán a sus responsabilidades la de sesionar cada tres meses en el Consejo de Morena.
Este caso también aplica para los gobernadores emanados de las filas guindas que, tras la reforma estatutaria aprobada en el Congreso de Morena, serán consejeros nacionales.
El artículo ocho del estatuto morenista indica que “los órganos de dirección ejecutiva de Morena no deberán incluir autoridades, funcionarios o integrantes de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de los municipios, estados y la federación”.
No obstante, el Consejo morenista es solo “de conducción” –según el artículo 14 del estatuto– y no ejecutivo, por lo que no está prohibido que participen incluso mandatarios locales.
De acuerdo con la expresidenta del Consejo Nacional, Bertha Luján, la razón por la que durante mucho tiempo –incluso años– ese órgano incumplió con su función de sesionar cada tres meses para deliberar sobre la situación del país y del partido para la toma de decisiones, fue que más del 60% de los consejeros ocupaban cargos públicos o de representación, por lo que no acudían a las sesiones.
El Consejo Nacional de Morena que se eligió en 2015 se integró con morenistas sin ninguna responsabilidad ejecutiva o legislativa, pero al ganar las elecciones federales y locales de 2018 –y las siguientes, hasta este 2022– se integraron a los gabinetes federales, locales y accedieron a cargos, por lo que “tiraron la toalla” y descuidaron al partido.
Hoy la situación fue a la inversa, pues de los cargos públicos se regresaron al partido a tomar los controles.
Este fin de semana, en el tercer Congreso Nacional de Morena, se eligieron a 200 integrantes del Consejo Nacional. 100 más serán los líderes estatales elegidos previamente y a ellos se sumarán “delegados” que libremente designen el dirigente Mario Delgado y la secretaria general Citlalli Hernández.
Caso distinto, sin embargo, será el del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues no aceptó regresar a ser consejero –como sí lo serán algunos integrantes de su gabinete–, aunque se propuso un cambio estatutario para que cualquier mandatario emanado de las filas morenistas tuviera el carácter de consejero “no sujeto a votación en el Congreso” y se pueda reintegrar a los órganos partidistas.
Cercanos a Sheinbaum
Destaca en la Ciudad de México el dominio de alcaldes y diputados cercanos a la jefa de Gobierno, entre los que lograron una posición como nuevos consejeros. Entre ellos están el exalcalde Víctor Hugo Romo, de Miguel Hidalgo; y los alcaldes Francisco Chíguil Figueroa, de Gustavo A. Madero; Berenice Hernández, de Tláhuac, y Raúl Armando Quintero Martínez, de Iztacalco.
Otro que tendrá un cargo extra será Carlos Alberto Ulloa Pérez, exsecretario particular de la jefa de gobierno y ahora titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) en la capital del país.
Es el mismo caso están la diputada federal Aleida Alavez y la legisladora local Martha Soledad Ávila; también del senador César Cravioto y la exjefa delegacional en Cuauhtémoc Dolores Padierna; incluso el actual director del Instituto de Formación Política morenista, Rafael Barajas “El Fisgón”, también identificado como cercano a Sheinbaum.