Rafael Caro Quintero, de 69 años, fue el hombre más buscado durante nueve años por la DEA, acusado de la tortura y asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena en 1985.
El presunto narcotraficante sinaloense fue detenido ese año y pasó casi tres décadas en varias cárceles de máxima seguridad en México. Un juez le otorgó la libertad en 2013 ante un amparo. En 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación anuló ese recurso y ordenó de nuevo su captura. A la par, la DEA continuó tras él.
The Washington Post expone que el hecho de que Caro Quintero estuviera libre representó un elemento de ruptura en la relación de Estados Unidos con México durante casi una década y refiere que la captura del pasado 15 de julio estuvo precedida de doce operaciones fallidas que realizaron los gobiernos de ambos países.
“Funcionarios estadounidenses dijeron que creen que (las operaciones para detener a Caro) fueron frustradas por filtraciones mexicanas de alto nivel, un indicador de que el gobierno mexicano lo protegía”, señala el Post.
Una fuente del diario refirió que una de las operaciones fallidas ocurrió en 2015 y fue organizada por el Grupo de trabajo RCQ con una docena de Blackhawks. Caro Quintero logró huir, pero se le dejó el mensaje de que se le buscaba.
De la sierra a un proceso de extradición
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, informó que fueron elementos de la Secretaría de Marina los que efectuaron la aprehensión de Rafael Caro Quintero en Choix, Sinaloa, en la Sierra Madre Occidental, y negó que la DEA tuviera “injerencia”.