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Bravo Mena: “El PAN no solo debe ser aparato electoral, sino opción de cambio”

Mientras el PAN analiza qué pasará con su nueva dirigencia, el exlíder llama al partido a “recordar su ADN original”, acercarse a los ciudadanos y promover el diálogo por encima de la polarización.
mié 29 septiembre 2021 11:59 PM
Luis Felipe Bravo Mena
Luis Felipe Bravo Mena fue embajador de México en El Vaticano, secretario particular del expresidente Felipe Calderón y candidato del PAN al gobierno del Estado de México.

En medio del proceso interno que vive el PAN para renovar su dirigencia, el exlíder partidista Luis Felipe Bravo Mena sostiene que de cara a 2024 Acción Nacional no solo debe buscar ser “una maquinaria” que gane elecciones, sino una fuerza política capaz de crear una opción de cambio para los ciudadanos.

“Ese es el asunto que hoy tenemos que corregir y volver y rectificar. Tenemos que ser una muy buena maquinaria electoral, pero una maquinaria con alma ciudadana, no solamente un aparato para saber ganar elecciones”, dice en entrevista.

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Para el exdirigente, quien también ha sido embajador, funcionario federal y candidato a gobernador del Estado de México, “el panismo debe ser capaz de recordar su ADN original” y volver a ser un espacio para los ciudadanos, como asegura que lo fue cuando el país tenía un sistema político cerrado.

En esa línea, llama a que el partido sea factor de diálogo, lejos de las radicalizaciones o las polarizaciones, y habla también del proceso interno por la renovación de la dirigencia panista.

La planilla de Marko Cortés, quien busca reelegirse como líder, es la única que cumplió con los trámites para entrar a la contienda. Sin embargo, los aspirantes Adriana Dávila y Gerardo Priego denunciaron irregularidades en el proceso e incluso acusaron que hay “una simulación”.

Al respecto, Bravo Mena considera que el hecho de que haya un solo candidato —un tema que analizará el Consejo Nacional panista— no es negativo por sí solo, sino que lo sería si no hubo condiciones favorables para otros competidores.

“Vamos, si hay un liderazgo capaz de conjugar una unidad, un consenso, esto es, que habiendo condiciones de competencia se genera un consenso interno para apoyar a una persona, entonces hay un candidato único. Eso no es problema”, argumenta el panista.

“(El problema está) si esa candidatura surge porque no existen condiciones para que se desarrollen las diversas opciones y se pueda competir”, advierte.

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Bravo Mena sostiene que no busca criticar a Marko Cortés, sino llamar a que se corrijan las fallas en el PAN y a que quien sea su dirigente piense en lo que el partido debe hacer más allá de 2024.

“Más que las personas, me preocupa la razón por la que suceden las cosas”, dice, e insiste en que Acción Nacional retome un papel como el que jugó en la transición democrática, cuando asegura que el panismo fue “el factor que hizo posible el diálogo entre todos”.

“(Debemos) ser un factor de diálogo y de encuentro entre diversas opciones, posturas, para reconstruir nuestra economía, no solamente por los errores que comete el gobierno actualmente, sino porque la pandemia ha dejado muy mal el aparato productivo del país”, dice.

“Tememos que ser más redistributivos en México y esto lo tenemos que hacer con acuerdos, con consenso, con instituciones que garanticen que esta justicia se va a dar y que no es voluntad de un hombre, ni de una persona, ni de un grupo o partido, sino que sea una construcción entre todos”.

Hoy por hoy, por las polarizaciones que se provocan desde el mismo gobierno, parece imposible, pero el PAN tiene que hacerlo porque lo ha hecho antes, y creo que esta es la gran responsabilidad histórica del PAN”.

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Un partido abierto al diálogo

Bravo Mena sostiene que en los 80 el PAN fue un pilar fundamental de la transición democrática.

“Mientras otros se oponían diciendo que no tenía caso sentarse a dialogar con el gobierno e incluso nos acusaban de concertacionistas, el PAN asumió el costo de decir: ‘Hay que sentarse en la mesa a dialogar para ver cómo le damos el paso a la transición democrática definitiva en México’”, afirma.

Una vez que el sistema empezó a cambiar, el PAN cobró fuerza y comenzó a ganar posiciones, hasta que en el 2000 ganó la Presidencia de la República con Vicente Fox.

Para Bravo Mena, esto permitió al PAN finalmente tener la posibilidad de realizar su programa político “con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos”, pero a la vez implicó un riesgo.

“Ya teniendo y contando dosis de poder, empieza a haber una distorsión de lo que es el partido. Es decir, el partido se convierte ya no en esta asociación de ciudadanos, sino que se convierte en un canal para acceder al poder más allá de la convicción de muchos que se acercan al partido para esto”, dice.

“Esto fue transformando su manera de ser y se convirtió en una maquinaria electoral, olvidándose un poco de su alma ciudadana. Esto es una autocrítica que yo veo”, alerta.

El exdirigente reconoce que en ese contexto se abrieron espacios para actos de corrupción, que actualmente son tomados como argumento para plantear esquemas que concentran el poder, a pesar de que esa no es la solución.

“Ya lo decían los clásicos: ‘El poder absoluto corrompe absolutamente’”, dice.

Cuestionado sobre las acciones de gobiernos anteriores a las que el Poder Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador quiere restar méritos, Bravo Mena responde que es falso argumentar que los países se construyen “de elección en elección”.

“Los países se construyen con lo anterior (de cada administración), lo bueno y lo malo que tienen, y con un proyecto diferente que se empieza a reconstruir, pero recogiendo todo lo demás. No hay tal, eso es una falsedad, no se puede comenzar de cero”, sostiene.

“(Cuando) lo que se intenta es demoler todo, eso acaba siempre muy mal porque las sociedades no son una masa de lodo con la que se pueda hacer lo que se quiera a voluntad y capricho de uno o de unos”, concluye.

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