La semana pasada ha sido una de las más difíciles para el morenista. Desde el lunes, las lluvias comenzaban a hacer estragos en Tula, Hidalgo, hasta el desborde del río, que provocó la muerte de 14 personas –al principio se habían manejado 17– y muchos más afectados. El hospital del Instituto Mexicanos del Seguro Social (IMSS) quedó sumergido al grado de que los pacientes fueron trasladados. El gobernador hidalguense Omar Fayad pidió declarar zona de emergencia y miles de familias fueron desalojadas.
Ese mismo día, en Ecatepec, la lluvia estaba haciendo de las suyas y dejó bajo el agua cientos de casas y varias colonias resultaron afectadas. Se contabilizaron dos decesos. Por lo que se instruyó que en este municipio -al igual que en Jalisco, por los daños causados por la tormenta Nora a finales de agosto-, se haga un censo del Bienestar para identificar a los damnificados.
Para el martes, cuando ya se estaban viendo las afectaciones en Hidalgo, por la noche un sismo de 7.1 grados, con epicentro en Acapulco, Guerrero, sacudió la Ciudad de México y otros estados. Hasta el momento se contabilizan tres fallecidos por el movimiento telúrico que causó daños graves en localidades del puerto.
Para cerrar la semana, se registró un derrumbe en el Cerro del Chiquihuite, también en el Estado de México, pero en el municipio de Tlalnepantla, que dejó al menos una joven fallecida y tres desaparecidos, así como 126 viviendas en riesgo, cuyos habitantes fueron evacuados.
Eso fue solo la semana pasada, pero desde antes, se había autorizado entregar 111,997 apoyos a personas en Veracruz, Puebla e Hidalgo, con una inversión de 2,472 millones de pesos, para la recuperación de personas damnificadas tras el pasado del huracán Grace.