Enrique Cárdenas, presidente de esta organización de la sociedad civil, explica que es paradójico que los programas sociales hayan disminuido para los más pobres y hayan aumentado para quienes tienen mayores ingresos.
“Está mal por los dos lados, está mal en términos de que hay muchísima mayor gente en pobreza y que los recursos se han distribuido no de la mejor manera”, dice al señalar que esto tiene que ver con la elaboración del Censo del Bienestar.
El reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sobre la medición de la pobreza de 2018 a 2020, el periodo de López Obrador, reveló que el ingreso corriente per cápita mensual disminuyó 6.9% entre 2018 y 2020, producto de la caída de todas las fuentes de ingreso, salvo las transferencias monetarias totales (remesas, apoyos del gobierno, otros), las cuales aumentaron 16.2%, al pasar de 639.67 a 743.51 pesos.
Al respecto, el secretario Ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz, señaló que aunque el rubro que aumentó fue el de las transferencias, esto no logró compensar caída de ingresos laborales, generados en parte en el contexto de la pandemia de COVID-19.
“Frente a la caída del ingreso por la emergencia sanitaria, es necesario mejorar la progresividad de las transferencias públicas para atenuar las afectaciones de los hogares de menor ingreso en forma prioritaria”, expuso el organismo al respecto.
Por su parte, John Scott Andretta, consejero académico de Coneval, coincidió que si bien hubo un efecto relevante de transferencias públicas, se perdió la progresividad, y los más pobres recibieron menos proporción de esas transferencias.
“¿Cuáles son los grupos prioritarios que deberían ser fortalecidos? Pobres en zonas urbanas afectados por al crisis y más pobres por distribución de ingreso, el primer decil, se deben fortalecer transferencias que llegan a estos grupos”, recomendó en la conferencia de prensa donde se presentó el informe de pobreza.