Politólogos consultados por Expansión Política coinciden en que la figura de superdelegados se construyó como puestos con poder político a partir de contar con recursos económicos para repartir, y así, a nombre del gobierno, poder posicionarse frente a otros actores políticos.
De los nueve superdelegados que ya se mencionan como posibles abanderados de Morena, cinco tienen alguna acusación: promoción con fines electorales, irregularidades en el manejo de recursos y faltas administrativas al manejar de programas sociales; también se les involucra con el uso de información oficial para fines político-electorales y hasta hostigamiento y acoso sexual.
“Han hecho un uso propagandista y personal de los recursos públicos algunos de los superdelegados con miras a una carrera política más larga, pasándose a la gubernatura”, criticó la politóloga y profesora de la Universidad Iberoamericana, Ivonne Acuña.
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Algunas de las carreras de los superdelegados han estado marcadas por polémicas. La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, informó durante su comparecencia ante la Cámara de Diputados en enero de este año que ante esa institución habían sido presentadas 102 denuncias contra exdelegados y delegados del Bienestar, de las que 24 fueron concluidas sin elementos para continuar y ocho más ya estaban en proceso de fincar responsabilidades, aunque no aclaró contra qué funcionarios sí habían procedido.
“El cargo mismo les da la posibilidad de ser aspirantes naturales a la gubernatura de sus estados. Este cargo distorsiona las condiciones político-electorales del estado al generar aspirantes artificiales a puestos de elección popular”, afirmó Edgar Ortiz Arellano, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.