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Olga Wornat: “Calderón no ha hecho la más mínima autocrítica de su sexenio”

Tras la publicación de su libro ‘Felipe, el oscuro’, la periodista señala el afán del expresidente por seguir siendo un protagonista de la política nacional, a pesar de las fallas que tuvo su gestión.
dom 27 septiembre 2020 07:04 AM
Olga Wornat
La periodista argentina Olga Wornat ha escrito libros sobre figuras públicas como el expresidente argentino Carlos Menem, el expresidente mexicano Vicente Fox y la exprimera dama Marta Sahagún.

Felipe Calderón dejó la presidencia de México hace ya casi ocho años, pero a diferencia de otros exmandatarios no se ha alejado de la política nacional, sino que está empeñado en ser uno de sus protagonistas a pesar de los errores que cometió su gobierno, advierte la periodista Olga Wornat.

“Él sigue sosteniendo que su 'guerra' (contra el narcotráfico) estuvo bien. No ha hecho la más mínima autocrítica ni revisión de ese sexenio… Todo estuvo bien, fue un cuento de hadas, pero no habló de las víctimas, no tuvo un gesto de compasión, y ese no es un gran líder”, subraya.

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A unas semanas de que comenzó a circular su libro Felipe, el oscuro —publicado por editorial Planeta, después de estar varios años en pausa por las amenazas que asegura recibió—, Wornat señala que el más reciente ejemplo del afán de Calderón por ser protagonista en la vida pública del país es su intención de crear un nuevo partido, México Libre, de la mano de su esposa y excandidata presidencial, Margarita Zavala.

El 4 de septiembre, en una votación dividida, el Instituto Nacional Electoral (INE) rechazó otorgar el registro a México Libre , aunque la organización de Calderón y Zavala ya impugnó la decisión y espera que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) termine por avalar su existencia y permitirle competir en las elecciones de 2021.

Pero a juicio de Wornat, independientemente de si México Libre se convierte en partido o no, Calderón no quitará el dedo del renglón y seguirá opinando sobre lo que haga o deje de hacer el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su adversario político desde las presidenciales de 2006.

“Creo que va a seguir siendo ese gallo de riña, porque es inherente a su personalidad, a su naturaleza. Él es así y eso no se puede cambiar”, dice la periodista, quien en esta entrevista desde Argentina habla de su nuevo libro, del expresidente, de su círculo y del legado que dejó en el sexenio 2006-2012.

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Cuenta que usted y su familia recibieron amenazas durante la redacción de este libro. ¿Ha recibido nuevas amenazas desde que se publicó?
No, yo hasta ahora no he tenido nada, pero esto no quiere decir que sería así si yo estuviera viviendo en México. Hay gente que ha denunciado tanto a Genaro García Luna como a Felipe Calderón que ha sufrido represalias en estos momentos.

Hoy, ¿qué tan sólidas son las redes de Calderón?
No creo que sean sólidas. Hay una gran militancia de él en las redes sociales, eso es cierto. Hay gente que todavía lo sigue, que cree en él y que su guerra estuvo bien, cuando fue a todas luces un fracaso. Hay gente que tiene simpatía por él y por Margarita, y hay una exacerbada militancia de él en las redes sociales, a toda hora, es como un gallo de riña, no se baja de podio, y yo miro a quienes lo siguen, hay mucho bot pero también gente que lo insulta. Trabajé mucho su personalidad, fue lo que más me costó, me metí mucho a tratar de ver qué había detrás. Todos los políticos tienen una máscara que construye el marketing o que construyen ellos mismos, venden una imagen.

En su caso, me interesaba saber por qué ese rostro huraño, enojado, por qué sus colaboradores me comentaban que ya no lo aguantaban a él y sus estallidos de furia, que no aceptara opiniones opuestas”.

Esa personalidad tiene un origen: un odio al padre (Luis Calderón Vega), un gran resentimiento social y una adicción al alcohol. A pesar de esto, a Calderón lo ves como en una burbuja. Ves sus cuestionamientos y da la sensación de que no gobernó. Habla de democracia y de muchos temas. Es un personaje que sigue dando de qué hablar y ya pasaron ocho años desde que dejó el poder y un país devastado. ¿Que la inseguridad ha crecido? Sí, pero él despertó a la bestia, que ya venía del sexenio de Vicente Fox.

En el libro usted señala que él tiene “adicción al poder”.
Él no se imagina lejos del poder, necesita tener protagonismo, incluso su protagonismo hoy supera al de Margarita Zavala, y ella es la que está al frente. Él habla de ella, pero él es el que todo el tiempo está saltando en las redes, es el gallo de riña.

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¿Cuál es su pronóstico sobre el papel que va a jugar Calderón este sexenio, con o sin México Libre?
Creo que va a seguir siendo ese gallo de riña, porque es inherente a su personalidad, a su naturaleza. Él es así y eso no se puede cambiar. Él sigue sosteniendo que su “guerra” estuvo bien. No ha hecho la más mínima autocrítica ni revisión de ese sexenio… Todo estuvo bien, fue un cuento de hadas, pero no habló de las víctimas, no tuvo un gesto de compasión, y ese no es un gran líder. Un gran líder tiene autocrítica. Yo creí que él iba a hacer algo parecido pero no. Se contó una historia rosa que los mexicanos no recuerdan. Y Margarita es la socia. No tiene posibilidad de ser presidenta. Puede ser que se arme otra cosa, a lo mejor vuelve al PAN, porque nunca se sabe en política. Por ahí regresa y termina siendo la candidata del PAN, ¿pero qué posibilidades tiene de llegar? Ella tiene encima ese pesado lastre que es el sexenio de su marido.

En relación con Calderón, ¿qué puede decir de Genaro García Luna, su secretario de Seguridad hoy detenido en Estados Unidos?
García Luna viene de las tuberías del viejo sistema. Nunca fue policía porque lo rechazaron. Es un espía que siempre estuvo relacionado con los cárteles, primero con el Cártel de Juárez y después con el de Sinaloa y los Beltrán Leyva. Decidió relacionarse con los criminales y con Fox, se dedicó al secuestro extorsivo, armaba culpables, y después se dedicó al tráfico. Lo de García Luna es complejo. Lo condecoró la DEA y eso hay que decirlo. La DEA tiene responsabilidad en esto porque lo dejó correr. A mí lo que me dicen es que puede convertirse en un testigo protegido. Hay una audiencia en octubre. No creo que quiera irse 50 años preso o a cadena perpetua. Si se arregla y se convierte en testigo protegido, va a tener que contar y dar nombres.

Todo esto, ¿qué riesgo representa para Calderón?
Depende de lo que García Luna confiese, de los datos que entregue y a quién señale. Pero al margen de eso, yo creo que Calderón no es consciente de que, con la caída de García Luna, su figura ya está afectada al margen de lo que diga allá. Si lo señala, sería catastrófico. Ahí hay una relación de complicidades. García Luna sabe mucho del sexenio, no solo a nivel personal sino político, porque también los espiaba.

Otra figura relevante en relación con Calderón es el presidente López Obrador, con quien con frecuencia se confronta. ¿Quién de ellos lleva las de ganar?
Creo que quien lleva las de ganar es López Obrador ahora. No sé a la larga qué tanto ayuda esta polarización, tanta guerra, tanta batalla entre ellos. Si uno mira, no creo que López Obrador le haya perdonado a Calderón lo que considera el fraude de 2006. Él dice “ya lo perdoné”, pero no, y entonces el otro se enfrasca y sigue, y el otro lo odia. Calderón no tiene autoridad moral para acusar o señalar absolutamente nada. Si tuviera algo de grandeza, se haría a un costado.

¿La “guerra contra el narco” fue lo peor que Calderón dejó a México?
Fue el peor de los errores que pudo cometer, quizá para legitimarse. Con Estados Unidos, quisieron hacer algo similar a lo de Colombia con el Plan Colombia, pero no tuvo estrategias ni consensos con nadie. Además, es una guerra que dejó un país en llamas. Hoy se siguen descubriendo fosas clandestinas, hay desaparecidos, acusaciones contra pandilleros que no eran… Calderón soltó todos los demonios cuando podía haber hecho otra cosa, y el Estado nunca reparó a las víctimas, nunca les pidió disculpas, las víctimas tenían que ir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a que alguien las escuchara, las que podían pagar un abogado. Ese es su peor legado: dejó un país devastado.

Por el perfil que hace de él, ¿cree que Calderón seguirá el resto de su vida sin hacer autocrítica?
Él es ciego y sordo frente a lo que hizo. Mudo no, porque ya lo vemos, pero sí ciego y sordo frente a lo que hizo. Él no quiere escuchar que nadie le critique ese sexenio. No admite críticas y no va a hablar nunca de eso. Conociendo su personalidad, su naturaleza no es la de pedir perdón.

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