Cuando el coronavirus llegó a México el pasado 28 de febrero, extremó sus precauciones para evitar contraer la enfermedad o llevarla a su casa, donde viven sus padres que son adultos mayores.
En entrevista, comparte que una de las decisiones más difíciles que han tomado ella y su esposo fue la de enviar a vivir a su hija de 10 años con sus abuelos maternos para evitar exponerla a adquirir la enfermedad.
A su trabajo, Verónica se desplaza en transporte público desde Ecatepec y reconoce que a pesar de que el municipio está en los primeros lugares por contagios y fallecimientos a causa de COVID-19, los habitantes no adoptan las medidas de prevención.
“Vivo en un municipio donde la gente no se cuida, el traslado a la colonia Del Valle es largo. Viajo en transporte público, entonces extremo mis medidas. Compré unos googles exclusivos, uso cubrebocas N95, llevo una bolsa exclusiva para el dinero, llevo alcohol y gel, a mi celular le puse un protector para poder lavarlo”, planteó.
La joven egresada de licenciatura de Enfermería de la UNAM, reconoció que viajar en transporte público le genera un poco de temor porque son traslados largos, las unidades no siempre son sanitizadas y no todos los pasajeros usan su cubrebocas. Sin embargo, afirmó que es su vocación a ayudar a los demás la que la impulsa a no faltar ningún día al hospital.
El esposo de Verónica trabaja como técnico y se encarga de reparar, esterilizar, clasificar y distribuir el material de consumo, ropa quirúrgica e instrumental en las unidades médicas, por lo que está consciente de que el virus podría llegar a casa, por ello ambos al regresar, lo primero que hacen es tomar un baño.