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#YoVsCoronavirus | El reto de ser enfermera y no contagiarse

Como jefa de enfermeras, Verónica también “le echa porras” a su equipo porque sabe que el COVID-19 no solo trajo más horas de trabajo, también desánimo al ver que no todos los pacientes se recuperan.
dom 05 julio 2020 07:00 AM
Enfermera-verónica
VOCACIÓN. Verónica García reconoce que el miedo a contagiarse de coronavirus existe, sin embargo, es su pasión por ayudar lo que la mantiene en la primera fila de la batalla.

Aunque Verónica García es una mujer joven, todos los días enfrenta el riesgo de contagiarse de coronavirus. Ella trabaja como enfermera en un hospital privado. Su esposo también es trabajador de la salud y sus labor es esterilizar ropa e instrumental quirúrgico. Ambos viven en Ecatepec, uno de los municipios con mayor cantidad de contagios y muertes por COVID-19 del país.

Desde hace 11 años, Verónica García es enfermera en el Hospital Del Valle y como la mayoría de los profesionales de la salud, nunca había enfrentado una pandemia.

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Cuando el coronavirus llegó a México el pasado 28 de febrero, extremó sus precauciones para evitar contraer la enfermedad o llevarla a su casa, donde viven sus padres que son adultos mayores.

En entrevista, comparte que una de las decisiones más difíciles que han tomado ella y su esposo fue la de enviar a vivir a su hija de 10 años con sus abuelos maternos para evitar exponerla a adquirir la enfermedad.

A su trabajo, Verónica se desplaza en transporte público desde Ecatepec y reconoce que a pesar de que el municipio está en los primeros lugares por contagios y fallecimientos a causa de COVID-19, los habitantes no adoptan las medidas de prevención.

“Vivo en un municipio donde la gente no se cuida, el traslado a la colonia Del Valle es largo. Viajo en transporte público, entonces extremo mis medidas. Compré unos googles exclusivos, uso cubrebocas N95, llevo una bolsa exclusiva para el dinero, llevo alcohol y gel, a mi celular le puse un protector para poder lavarlo”, planteó.

La joven egresada de licenciatura de Enfermería de la UNAM, reconoció que viajar en transporte público le genera un poco de temor porque son traslados largos, las unidades no siempre son sanitizadas y no todos los pasajeros usan su cubrebocas. Sin embargo, afirmó que es su vocación a ayudar a los demás la que la impulsa a no faltar ningún día al hospital.

El esposo de Verónica trabaja como técnico y se encarga de reparar, esterilizar, clasificar y distribuir el material de consumo, ropa quirúrgica e instrumental en las unidades médicas, por lo que está consciente de que el virus podría llegar a casa, por ello ambos al regresar, lo primero que hacen es tomar un baño.

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La jefa que echa porras

Reconoció que incluso entre el personal de la salud, persiste el miedo a contagiarse, sin embargo, al ser jefa de enfermeros, el mensaje que les dio fue de fortaleza.

“El temor siempre va a existir, siempre va a estar incluso desde que nos ponemos el equipo de protección, pero honremos nuestra vocación y entreguémonos a nuestra pasión”, les dijo a sus compañeros.

Dentro de hospital, de lo más complicado para los médicos y enfermeras es adaptarse a trabajar con el equipo de protección. “A veces parece que estamos en un sauna”, compartió Verónica.

Ahora los profesionales de la salud deben usar un traje quirúrgico, dos pares de guantes, un "traje taide", botas, gorros, cubrebocas N95, googles o careta y bata.

En su centro de trabajo a todos los médicos y enfermeras, se les brindó una capacitación para evitar que se contagiaran. Verónica fue parte del grupo que compartió conocimientos para enseñarles cómo ponerse y retirarse el equipo, pues es justo en el segundo proceso donde más riesgo hay de contagios.

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Como jefa de enfermeras, Verónica también “le echa porras” a su equipo porque sabe que el COVID-19 no solo trajo más horas de trabajo, también carga emocional, desánimo al ver que no todos los pacientes logran recuperarse. “Les digo vamos a salir adelante, cuídense, vamos a echarle ganas”.

Pero su profesión también ha traído momentos gratos, como un familiar de una paciente que al dejar el hospital le dijo: “te doy bendiciones, deseo que puedas seguir curando, así como curaron a mi hermana, se los agradezco”.

Conscientes de lo que implica padecer COVID-19, en el hospital de Verónica, acompañan los alimentos con mensajes de optimismo y buenos deseos y además otorgan reconocimientos a los pacientes para destacar su esfuerzo para vencer esa enfermedad.

Médicos-covid

La joven de 31 años reconoció que fue difícil para ella alejarse de su hija, sin embargo, dijo que es en este momento cuando más se requiere de los conocimientos del personal médico, por lo que se siente feliz de estar en la batalla, incluso pese a que en todo momento está el peligro de contagiarse.

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