Mientras se prevé que México alcance en mayo el pico de contagios de COVID-19 y que se vivan días críticos del combate al virus, Vito pide que se preste especial atención en evitar que los casos se disparen entre los mexicanos de menores recursos, porque esto podría llevar a la saturación del sistema hospitalario.
“¿Qué le diría yo a la Ciudad de México? Esto le puede afectar a todos, y si esto le empieza a afectar a las personas que menos tienen, ahí sí agárrete”, dice.
En México, las autoridades de salud federales y locales han hecho exhortos similares, en los que urgen a la población a seguir las medidas de distanciamiento social e higiene consideradas clave para prevenir contagios.
Desde su confinamiento en Nueva York, Vito cuenta que para sobrellevar el encierro él y su novia, quien trabaja en Uber, han buscado fijarse una rutina. En esta incluyen atender sus respectivos empleos de manera remota, hacer ejercicio, salir solamente para actividades indispensables —como sacar a sus perros y comprar víveres— y buscarse algún pasatiempo alejado de la pantalla de una computadora. Vito reconoce que ese encierro llega a ser difícil, pero también sabe que se debe a un problema que tomó por sorpresa al mundo entero.
“Creo que es una situación que nadie de nuestra generación ni nuestros papás habían vivido. Entonces, para muchos es un shock”, admite.