“No sé si me contagié allá o acá con mi hermana”, dice Sara (nombre ficticio), quien trabaja en el Hospital General Regional 200 de IMSS, en Tecámac, Estado de México. Ella empezó a sentir síntomas de COVID-19 en los primeros días de abril, luego de que el jefe de su hermana –también enfermera–, saliera positivo.
En los siguientes días, su mamá, su papá, su hija, sus sobrinos, se contagiaron con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. En total, siete integrantes de la familia se enfermaron. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, hay al menos 1,934 profesionales de la salud con COVID-19, quienes, como en el caso de la familia de Sara, pueden infectar a sus seres queridos. Ese es uno de los riesgos que corre el personal médico ante la epidemia.