Aunque no sería la primera vez que se modifica el presupuesto a discreción, la iniciativa presenta una oportunidad de reflexión para el manejo del presupuesto con más pesos y contrapesos, y sobre todo de participación y rendición de cuentas.
El director del CIEP considera que si se piensa en el “espíritu” de la ley, como tratar de poner orden a los cambios que se hacen al presupuesto, y que en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPR) son “laxos”, la propuesta es bienvenida y presenta una oportunidad para que se pongan en revisión.
“Durante mucho tiempo la Secretaría de Hacienda hacía con el presupuesto lo que se le pegaba la gana (…) el problema es que estamos hablando de montos enormes en dinero de lo que originalmente se había aprobado, si pensamos que el espíritu de la ley es tratar de poner en orden los cambios que se hacen al presupuesto, de cuándo se valen y cuándo no, entonces la iniciativa es bienvenida”, expresó.
Para Núñez, son necesarias las modificaciones en época de emergencia, pero tienen que pasar por un proceso de evaluación, discusión y aprobación que no debe depender del Ejecutivo, sino debe depender de la participación de la Cámara de Diputados, tal como sucede para la aprobación del presupuesto original.
“Si bien se permiten las modificaciones, tienen que pasar por proceso de aprobación y discusión, no puede darse carta blanca, tiene que haber un mecanismo que detalle, especifique y diga peso a peso qué se modifica y eso tiene que ser aprobado”, dijo.