En cambio, dice, a los hombres sí se les permite usar el espacio público, ellos sí pueden jugar futbol, ser rudos y competitivos, y si quieren jugar con muñecas o peluches les dicen cosas como “mandilón”.
“Hay mucha misoginia en esta situación que empieza en el azul y en el rosa, y esto es preocupante porque las aspiraciones de las niñas no será la de ser escritoras, científicas o deportistas, porque piensan que no pueden; y los niños sí pueden aspirar a eso, pero no a ser amos de casa (...) Todo empieza desde la niñez y tiene repercusiones en la vida adulta”.
Repercusiones que, menciona Derbez, se ven reflejadas en situaciones tan cotidianas como una mesa de debate sobre el aborto en la que participan solo hombres, que a la mujer que se atreva a decir “no estoy de acuerdo” se le tilde de “problemática”, o que sea interrumpida en repetidas ocasiones por un varón que pretenderá explicarle porque “sabe más”, algo que hoy se conoce como mansplaining o “macho explicación”.
¿Los hombres pueden ser feministas?
En el medio político, el canciller Marcelo Ebrard se ha declarado feminista, pero no es el único. De acuerdo con la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, tenemos al presidente más feminista en la historia de México.
Al respecto, la ilustradora y escritora comenta que un hombre como Marcelo Ebrard no puede ser feminista, pues primero debe revisar qué está haciendo en materia de migración, donde se cometen muchas violencias contra las mujeres.
“Irma seguramente es una mujer muy bien preparada y que se esforzó mucho para ser lo que es, pero me preocupa que, por ejemplo, en su equipo hay gente que fue denunciada públicamente por más de una persona en el Me Too, y ella no ha hecho nada. Me molesta que diga que Andrés Manuel López Obrador es el presidente más feminista, porque no puede ser feministas y porque está demostrando no ser aliado ni importarle nuestras causas”, señala.
En general, Eréndira Derbez sostiene que los hombres pueden ser, a lo mucho, aliados del feminismo –siempre que cumplan con la responsabilidad de educarse– y aún así, “no es su espacio”.
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