Pobreza extrema, la misión imposible de AMLO

La meta se complica si observa que el número de personas en situación de pobreza extrema disminuyó solo 3 millones en 10 años, al pasar de 12.3 millones en 2008 a 9.3 millones en 2018. Al ritmo que se avanzó en los últimos años, López Obrador necesitaría tres décadas para cumplir con esa promesa.

En agosto pasado, el Coneval actualizó sus datos y dio una mala noticia: en 10 años los pobres en el país crecieron en 2.9 millones, casi la misma cantidad de los que lograron salir de la pobreza extrema (conferencia en la foto).

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Para el coordinador de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, Rogelio Gómez Hermosillo, es inaceptable combatir la pobreza extrema a ese ritmo. “A esta velocidad nos tomaría 30 años para acabar con la pobreza extrema, pero con una gran condición: que no vuelva a haber ni una sola crisis económica”, sentencia.

La población en pobreza extrema es aquella que tiene tres o más carencias de un listado de seis y se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo; es decir, las personas que disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a la compra de alimentos, no podría adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida saludable. Así es como vive el 7.4% de los mexicanos.

Los grilletes de la pobreza

De acuerdo con el informe del Coneval, la población en situación de pobreza se ha mantenido en el rango de 50 millones de personas en la última década.

De 49.4 en 2008, dos años después de la llegada de Felipe Calderón, pasó a 52.8 en 2010. Para 2012, con Enrique Peña Nieto, la cifra se mantuvo en 53.3 millones, luego tuvo un repunte en 2014 con 55.3 millones para bajar a 53.4 en 2016 y 52.4 en 2018.

“Vemos una tendencia de estancamiento, si bien hay reducciones puntuales en alguna de las carencias, como la parte a la cobertura a servicios de salud o el rezago educativo, en las demás mantenemos un rezago, un estancamiento importante”, resaltó el secretario ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz al presentar los datos del estudio el mes pasado.

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Con él coincide el exsecretario ejecutivo del Consejo, Gonzalo Hernández Licona, plantea que el estancamiento en los niveles de pobreza responde a que el crecimiento económico del país apenas ha superado el 2% anual, lo cual tiene un impacto en el ingreso de las familias mexicanas.

“Si creciéramos al 3 o al 4%, pero de manera sostenida, la pobreza podría reducirse más rápidamente, y de manera acelerada. Con llegar a ese nivel, podríamos ver en los siguientes 10 años reducciones importantes en la pobreza y en la pobreza extrema”, refiere Hernández.

Gómez Hermosillo, lo apoya, al decir que no es suficiente con el crecimiento económico, debido a que la magnitud y la permanencia de la pobreza en el país no corresponde con el tamaño y dinamismo económico.

OPINIÓN: ¿El crecimiento reduce la pobreza?

México es la economía número 15 en el mundo y otros países con menor desarrollo han tenido mejores resultados en la materia. Por ejemplo, Uruguay, donde la pobreza se redujo de 14.2% en 2008 a 2.7% en 2017, cuatro veces menos.

La fórmula contra la desigualdad

El Plan Nacional de Desarrollo también plantea sacar de la pobreza a otros 20 millones de mexicanos, es decir, que cada año cuatro millones dejen de padecer al menos una de las seis carencias sociales con las que el Coneval mide la pobreza. En este caso, la cifra en lugar de disminuir aumentó en tres millones, pese a que en los últimos 10 años se han destinado 3.5 billones de pesos para el combate a la pobreza.

La estrategia de los gobiernos anteriores se ha centrado en programas de desarrollo social, no obstante, los resultados no han cambiado sustancialmente ni mejorado la condición en la que viven los mexicanos.

López Obrador sostiene que los pobres están al centro de su gobierno. De acuerdo con sus datos, 14 millones de personas ya están siendo beneficiadas con algún programa social, pero la meta es alcanzar 22 millones.

Gómez Hermosillo reconoce que los programas sociales pueden ser benéficos para la población si están bien diseñados y se aplican bien, pero advierte que no podrán lograr reducciones sostenibles de pobreza, porque no tienen cómo modificar dos variables determinantes: la carencia de seguridad social y la pobreza por ingresos.

Con la experiencia de haber coordinado el Programa Oportunidades de 2001 al 2006 en la administración de Vicente Fox, el coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza recomienda generar fuentes de trabajo mejor pagadas y que otorguen seguridad social.

México con carencias

En la última década, hubo altibajos respecto a los indicadores para medir la pobreza. Mientras en seguridad social e ingresos aún existen muchos rezagos, hubo avances en el rezago educativo y servicios en salud.

El indicador en el que México aún se encuentra rezagado es el de acceso a seguridad social: el 57.3% de la población, lo que equivale 71.7 millones de personas, está en esta situación. Al tiempo que 61.1 millones de personas (48.8%) tienen un ingreso inferior a la línea de pobreza, el cual se estima debe ser de alrededor de 12,000 pesos para satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias de un familia de cuatro personas.

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Desde la Secretaría de Bienestar, a cargo de María Luisa Albores, el gobierno federal trabaja para atender esas carencias que van desde apoyos para adultos mayores, para personas con discapacidad y jóvenes, hasta tandas o créditos para el campo. No obstante, para los expertos esto no es suficiente si no hay una transformación en el mundo laboral.

El exdirector de Coneval sostiene que no habrá dinero que alcance si no se generan empleos mejor pagados.

“El gran reto de la política pública es con una mano dar apoyo a la gente que lo necesita, pero no olvidar que todos deberemos generar más empleos y más ingresos, porque si nada más nos quedamos con la pura entrega de recursos, un día el dinero se va a acabar”, comenta.

Por su parte, Gómez Hermosillo sugiere acompañar las transferencias de dinero con otros programas.

“Lo que necesitamos es que, en lugar de voltear a ver a la Secretaría de Bienestar Social, volteemos a la Secretaría del Trabajo, porque en México se puede trabajar y ser pobre. En México, la pobreza es producto de malos trabajos con malos salarios y sin seguridad social”, ratifica.