A unos días del quinto aniversario de este caso que ha marcado al país, la Normal está en calma. Solo unos cuantos alumnos caminan por el lugar, mientras la lluvia mantiene mojados los edificios, el patio y el campo que años atrás fueron utilizados por los 43 ausentes.
Una maestra de primer semestre, quien imparte la materia de Español, reconoce que estos son días complicados para la comunidad, porque la mayoría de los estudiantes deja el plantel para participar en las marchas conmemorativas y acompañar a las familias de los normalistas desaparecidos.
El director de la Normal, Víctor Gerardo Ríos, afirma en entrevista que la institución busca pasar de la tragedia a la fortaleza, y admite que en estos cinco años alumnos y profesores han tenido que esforzarse por retomar la vida académica.
“La herida sigue sangrando, pero la escuela está caminando, estamos tratando de empoderar lo que es la Normal y lo que será”, dice.
“Retomar la vida académica ha sido un camino complicado. Han sido ya cinco años de lucha, de búsqueda de justicia para los jóvenes, para sus familias, de lucha por ser escuchados. Todos hemos sobrevivido a un camino de mentiras, pero con dignidad para saber en dónde están”, insiste.
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