Años de agresiones
En 2013, en el estado de Nuevo León, 17 músicos del grupo Kombo Kolombia fueron ejecutados por miembros del cártel de Sinaloa, quienes habrían castigado así su supuesto vínculo con una banda rival.
En 2008, cuatro integrantes del grupo Herederos de Sinaloa fueron asesinados en Culiacán.
Otros casos sonados fueron los del cantante Valentín Elizalde, asesinado también en Reynosa cuando salía de una presentación en 2006, y el de Sergio Gómez, vocalista del grupo K-Paz de la Sierra, abatido en Michoacán en 2007.
Entre 2006 y 2013, unos cincuenta músicos de narcocorridos habían sido ultimados en México.
Pese a estos crímenes, el género mantiene gran popularidad, lo que impulsó al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum a lanzar en abril un concurso binacional de música "por la paz y contra las adicciones", que busca contrarrestar su auge entre jóvenes de México y Estados Unidos.
Varias regiones del país han prohibido la difusión de narcocorridos, lo que recientemente desató disturbios durante un concierto en el Estado de México, luego de que un cantante se negara a interpretar algunos de sus más populares números.
Otros artistas mexicanos de renombre internacional, como el grupo Los Ángeles Azules y las bandas de rock Molotov y Café Tacvba, también han sido blanco de la delincuencia, con el robo de sus equipos e instrumentos.