Además, su presencia ha contribuido a mejorar la seguridad para la relevante población indígena de Chihuahua, con más de 100,000 pobladores originarios de cuatro principales pueblos: los guarijós, los pimas, los tepehuanos del norte y los tarahumaras, que se llaman a sí mismos rarámuris.
“Conocen su comunidad, conocen la cuestión geográfica y bueno todo eso viene a abonar a nosotros, para el momento de hacer un operativo, para el momento de hacer una intervención. Las intervenciones no solo son en momentos de crisis o problemas”, añadió Esparza.
En México, hay más de 23 millones de habitantes se consideran indígenas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pero los pueblos originarios afrontan la proliferación de la violencia y las disputas del crimen organizado.
En este contexto, la mujer también ha entrado con el propósito de apoyar a su comunidad, quiere acercarse a ellos y darles charlas sobre alcoholismo y drogadicción.
Además de buscar que alcen la voz, si sufren de violencia.
"Sí me gustaría que hubiera un antes y un después, porque fue muy difícil lograr estar aquí", recalcó.